Una dolencia abdominal develó una terrible historia que estaba viviendo una menor de 12 años. Desde hacía algunos meses era ultrajada sexualmente por un familiar.
El aberrante caso conmocionó a la ciudad de Añatuya, departamento General Taboada. La menor estaba cursando el quinto mes de gestación. El padre de su hijo era un familiar, quien la violaba y luego la amenazaba de muerte para mantener su silencio.
La madre de la víctima radicó la denuncia, por lo que la Justicia añatuyense ordenó la detención del agresor. Mientras que la vida de la víctima tuvo un rotundo cambio. Fue alojada en el refugio de la asociación Haciendo Camino.
Tenía apenas 12 años y en su vientre estaba gestando la prueba cabal de la maldad de las personas. Su inocencia había sido fracturada en mil pedazos y los sueños de un futuro mejor se vieron lejanos. Pero la esperanza para esta niña llegó nuevamente cuando encontró la contención necesaria en manos de profesionales.
Apenas ingresó al refugio fue trasladada a un centro de salud local, donde le realizaron los estudios ginecológicos correspondientes. Luego, le efectuaron las muestras sanguíneas necesarias para conocer su estado. Los profesionales de la salud descubrieron que la menor estaba infectada con el mal de Chagas.
De inmediato, iniciaron el tratamiento médico necesario para tratar la afección, como también para que pudiera gestar y dar a luz a su hijo en condiciones dignas.
Encontró la compañía de psicólogos y asistentes sociales, quienes le brindan la asistencia necesaria para poder afrontar el duro momento que le toca atravesar en su vida y posteriormente, pensar en un futuro. La víctima se encuentra en buen estado y actualmente gestando su octavo mes de embarazo.
Recibe asistencia educativa
A dos meses de haber ingresado al refugio de la asociación Haciendo Camino, la adolescente comenzó a recibir formación académica por parte de docentes particulares que asisten a los niños del hogar.
Mientras aprende conocimientos sobre matemáticas, letras y ciencias, mantiene una relación social con sus compañeras y sus familiares que también le brindan contención.
Por cuestiones de salud, la menor no concurre diariamente al establecimiento educativo, por lo que los profesores que asisten al refugio la ayudan a avanzar académicamente.
Además, la niña aprende algún oficio que le será útil para su vida, mientras cursa el octavo mes de gestación.
De esta manera, la futura madre es contenida por el personal de la fundación.
