Opinión

Profundizar acciones para el futuro productivo

La Argentina no debe desaprovechar oportunidades en su condición de país agricultor y ganadero ante las necesidades alimenticias del mundo. En este sentido, se impone la profundización de planes para los sectores agroalimentario e industrial con medidas impositivas flexibles y acceso al crédito para la inversión en infraestructura y tecnología en los sectores productivos.

 

El actual contexto internacional y las condiciones naturales de nuestro país conforman una situación estratégica singular para que la Argentina pueda dar un salto significativo en los niveles de producción, como así en el ingreso de su población y en el desarrollo económico de las diversas regiones del territorio nacional.

 

El futuro de la Argentina —es una obviedad decirlo— está indisolublemente ligado a su condición de país agroindustrial. Por otra parte, el cambio demográfico da una oportunidad global para los países emergentes como el nuestro.

 

La situación de precios record de alimentos y hambre que enfrentan muchos países, presenta un desafío global y también una oportunidad para la producción de alimentos para abastecer esos mercados, situación que favorece a la Argentina por su potencialidad. Por eso, debe pensarse en crear las condiciones a corto plazo para un salto del campo hacia el futuro, es decir, hacia un sostenido desarrollo de complejo agroindustrial. Para crear las condiciones en tal sentido, serían necesarias mayores acciones de fomento con mermas impositivas, además de crear las condiciones para la sustentabilidad ambiental, la seguridad alimentaria y la colaboración estatal con los pequeños y medianos productores.

 

La Argentina tiene condiciones inmejorables de generar un proyecto de país que incluya al campo como uno de sus motores principales de desarrollo interior y de inserción en el mundo. Y a esta oportunidad no se la debe desaprovechar.

 

Esta es la hora del realismo político, de asumir el compromiso de ver y reconocer las cosas como son —todo lo contrario a cómo se distorsionó la realidad durante los años del kirchnerismo—. El país necesita un sinceramiento de todos los actores del quehacer nacional: gobernantes, políticos, productores, gremialistas, industriales, etc. Un sinceramiento que surja del diálogo permanente, de las coincidencias, del esfuerzo común que es la clave para alcanzar un desarrollo genuino y sostenido. Los países que así lo hicieron —como los asiáticos: China, Japón, Corea del Sur, Taiwán—, lograron ubicarse en los primeros puestos del crecimiento económico mundial.

 

La Argentina, reiteramos, tiene todas las condiciones y posibilidades para volver a crecer entre los países de primer orden, pero no desde los desencuentros.

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