Opinión

Elecciones en U.S.A. No aclares que oscureces

El martes 3 de Noviembre son las elecciones y el votante tiene la última palabra en estos comicios que se han transformado en una lucha cabeza a cabeza y prometen mucha emoción.

Todo esto, mientras los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump por el partido Republicano (quien va por su reelección) y Joe Biden por el partido Demócrata, se preparan para el último esfuerzo con una agotadora agenda de actos políticos en los estados más disputados, donde cada partido trata de captar a los indecisos y empujar a aquellos partidarios que aun no han votado.

Muchos en el campo de Biden opinan que con más de 90 millones de votos emitidos el destino de la elección ya está sellado y que emergerán como los nuevos líderes de la potencia económica, política y militar. Pero esta elección se presenta como la más polarizada en la historia de Estados Unidos, con candidatos que dicen luchar por el espíritu y el significado mismo de la nación. La mas polarizada por su relación con las minorías, la unidad y pacificación nacional frente a lo que asoma la como la grieta más grande y violenta que enfrenta aquel país.

Frente a este escenario, todas las encuestas a principio de Octubre daban a Joe Biden por ganador indiscutido con un margen mayor a 14 puntos. El triunfo parecía tan claro que entre los líderes del partido demócrata ya se estaban repartiendo los ministerios y creando comités de transición. Todo funcionaba a la perfección y las sonrisas por una victoria cómoda y tranquila circulaban entre todos los adherentes al partido y sus cuadros políticos.

Nada podía hacer tambalear este triunfo seguro, era algo imposible e inimaginable. Hasta el Candidato Donald Trump del partido Republicano admitió en privado que estaba preocupado y que se preparaba para una segura derrota. Nada podría detener la vuelta segura de los demócratas. Nada, excepto un error garrafal. Un error tan grande que calentaría de tal forma la campaña y acortaría esa diferencia de 14 puntos entre ambos candidatos. Y le darían esperanzas a Trump de volver a la competencia una vez más, de tal forma que pudiese a aspirar a ser reelecto.

Ese error llegó como un terremoto político para el candidato Joe Biden el 22 de Octubre durante la noche del segundo y último debate presidencial:

Luego de haber perdido el primer debate, los asesores de Trump le aconsejaron no ser violento e insistieron en que tenía que dejar hablar a Biden sin interrupciones, ya que seguramente cometería más de un error que favorecería a Trump. Ese momento decisivo, esa explosión de la figura del considerado “paladín de los pobres” encarnado en la figura de Biden, llegó en los últimos momentos del debate cuando la moderadora preguntó cuál es la posición de los partidos en referencia a las energías renovables, la explotación del petróleo, el gas y sobre el controvertido proceso del fracking. (El mismo proceso que la Argentina está más que interesada de implementar en el yacimiento de Vaca Muerta para potenciar la economía y generar trabajo).

La respuesta de Biden fue clara y contundente: prohibir el fracking y pasar, a partir del 2023, de energías fósiles a energías renovables, favoreciendo la producción de autos eléctricos.

En ese momento, Trump interrumpió a su contrincante y mirando a la cámara les dijo a los millones de espectadores:

“_Mi contrincante va a cerrar la economía. La va a destruir cerrando todas las industrias dependientes del petróleo y el gas, generando millones de pobres y desempleados. No solo eso, va a prohibir el fracking, lo que va a subir el precio de la gasolina de 1 a 2 dólares, a 6 o 7 dólares el litro provocando un daño que durará generaciones y será difícil de reparar.”

Trump agregó hablándole una vez a la cámara y dirigiéndose a los Estados que dependen de la industria petrolera y la fabricación de automotores, nombrándolos uno a uno como Texas, Pensilvania, Ohio y Arizona y les dijo: “Recuerden al momento de votar quién los va a dejar sin empleo y en la pobreza”.

En ese momento Biden se dió cuenta del gran error que cometió. De hecho, se pudo ver en su cara una gran mueca como diciendo “¿qué hice?”. Este error fue tan grande que hasta la moderadora del debate, como un acto instintivo que salió de lo más profundo de su alma, como un grito desesperado, le pregunto asombrada “¿Por qué va a hacer algo así, por qué quiere hacer eso?”.

Este fue el final del debate que puso de nuevo en carrera a Trump.

Así llegamos al día de las elecciones con encuestas que dan prácticamente un empate técnico entre ambos contrincantes achicando las distancias de tal forma que estados asegurados por los demócratas se convirtieron en un nuevo campo de batalla, con diferencias que se achicaron al margen de error del 3%. Y es que en Estados Unidos se vota como en cualquier país del mundo, pensando primero en el bienestar económico, en la seguridad personal y luego en todos los demás problemas.

Basado principalmente en esta pregunta, Trump se lanzó a una frenética campaña de último momento recorriendo todos los estados que resultarían afectados por estas políticas, sosteniendo hasta 5 actos de campaña por día. Achicando las diferencias en todos los Estados con su lema “Primero América” y presentando en pantallas gigantes una y otra vez todos los errores de Joe Biden en el debate.

Si bien este no es el único punto en que se diferencian abismalmente las propuestas de políticas públicas de ambos candidatos, quisimos exponer cómo los últimos minutos de un debate presidencial provocaron un cambio de tendencia en las votaciones de un país y han puesto a la defensiva al candidato favorito, con riesgo de perder unas elecciones que tenía ganadas.

El martes 3 de Noviembre son las elecciones y el votante tiene la última palabra en estos comicios que se han transformado en una lucha cabeza a cabeza y prometen mucha emoción. Al mejor estilo Hollywood.

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