Opinión

El ensayo y el error como políticas del Gobierno

El ensayo – error es una de las formas más extendidas de adquirir conocimientos, de búsqueda de soluciones a problemas planteados.

En la búsqueda de soluciones, el ensayo – error consiste en probar una alternativa y verificar si funciona. Si es así, se tiene una solución, en caso contrario se hacen ajustes, se cambian variables, en definitiva, se intenta con una alternativa diferente. A veces funciona.

 

 

Edward Thorndike señaló que el paradigma de la teoría de “estímulos respuestas” estaba en el aprendizaje a partir de prueba y error, en el cual las respuestas correctas vienen a imponerse sobre otras debido a gratificaciones.

 

 

Un niño aprende que el fuego es una energía exotérmica intensa cuando se quema, un adulto aprende que un modelo económico no es estable cuando su inversión se pierde.

Este razonamiento llevado a la política es asumir un riesgo muy alto. Cuando el método del Ensayo Error Verificación Rectificación trasciende de la Ciencia Política y se traslada a la política la población es la que sufre los errores y los cambios de rumbo. Si el ensayo - error se realiza dentro de un ámbito controlado y no trasciende al exterior hasta estar verificado su funcionamiento los riesgos se minimizan, pero cuando la totalidad de la población es el conejillo de indias de la prueba el costo es muy alto.

La Administración Macri al frente del Estado Nacional repite lo ya realizado en el Gobierno de la Ciudad, cuando el propio Mauricio Macri fue su jefe de Gobierno.

El ensayo - error –verificación - rectificación – ratificación fue una constante durante los 8 años que el PRO gobernó la Ciudad.

En la Ciudad, tal vez el caso más emblemático, pero no el único, haya sido el de la instalación del obrador para la Línea H del subte sobre Plaza Francia y que generó la repulsa de los vecinos y las acciones legales llevadas adelante, especialmente por la ONG Basta de Demoler, lo que llevó a modificar la traza de original de la Línea H, procediendo a instalar la estación al costado de la Facultad de Derecho.

 

Otro caso es el de las estaciones de Metrobus en Pompeya, los cuales a menos de 1 año y medio de inauguradas fueron desmontadas y reubicadas, generando un egreso adicional de aproximadamente 1.000.000 de pesos. O la construcción del boulevard en la avenida Cabildo, que fueron quitados al construirse el Metrobus norte.

Para los vecinos, manifestar su disconformidad frente a

 

las acciones de la administración PRO en la ciudad no fue gratis. Para dar cuenta de esto, está la ONG Basta de Demoler, que fue denunciada judicialmente por el Ejecutivo local.

Esta constante del ensayo error vivido en la Ciudad tenía una red de contención que estaba conformada por un Gobierno nacional que ocupaba el centro de la política y que, a su sombra, los errores cometidos en el ejercicio de la administración de la Ciudad eran minimizados.

 

 

A nivel nacional el primer caso de ensayo - error fue la designación por decreto de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz como jueces de la Corte Suprema de Justicia en comisión.

Hoy la prueba más tangible de que esta modalidad se convirtió en una constante de la nueva administración nacional es la aplicación de las nuevas tarifas energéticas; donde a medida que los distintos sectores damnificados hicieron escuchar sus reclamos el Gobierno nacional fue rectificando su postura inicial negociando o bien con los gobernadores o con los referentes de la industria o sectores sociales.

 

 

Luego de los reclamos de los gobernadores, las medidas cautelares de los consumidores, y los fallos judiciales adversos, el Gobierno revió parcialmente los incrementos y acordó con los gobernadores fijar un tope de entre 400 y 500 % a los aumentos de tarifas de gas. Ante esto, el ministro de Energía, Juan José Aranguren admitió: “Me hubiese gustado que esta situación no ocurriera. Pero corregimos porque la situación lo merecía. Nos dimos cuenta de que las cosas se podían haber hecho en forma distinta. En este caso, consensuada con los gobernadores. Y eso favorece a la democracia”, y celebró “la flexibilidad o la corrección sobre la marcha” del Gobierno; y agregó que “la capacidad de rectificación es algo importante. Esto es lo que hemos hecho”.

 

 

El PRO se autodefine como una fuerza nueva, a pesar de llevar 8 años de gobierno en la Ciudad y que pasaron 12 años desde su primera elección. Esta creencia de ser una fuerza recién llegada a la política haya sido lo que llevo al presidente Macri a manifestar que “estamos aprendiendo sobre la marcha”; afirmación que recibió la réplica de Mirtha Legrand, quien afirmó que “no los votamos para que aprendan, sino para que gobiernen”. Lo malo de este reconocimiento no son las rectificaciones: cada marcha y contra marcha significa egresos del erario público representando un mal uso de los fondos del Estado.

 

Aquello que en la Ciudad era transmitido como “escuchamos a los vecinos” ex post y era aceptado como algo favorable, en la actual situación del país, aplicado desde la administración nacional, es un riesgo demasiado alto que a largo plazo debilitará la imagen de buenos administradores que tienen los CEO que ocupan los diferentes ministerios.

La Administración Nacional está dispuesta a aceptar estos riesgos, basada en los buenos resultados obtenidos en la Ciudad que le permitieron acceder a tres mandatos consecutivos y confiar que de la misma forma le funcionará a nivel nacional. O tal vez no sepa actuar de otra forma, ya que no le fue necesario hacerlo en su experiencia previa.

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web