El Red Bull Salzburgo estuvo cerca de lograr un triunfo histórico ante uno de los grandes favoritos de la competición, un Bayern Múnich que llegó con tres notables bajas para la ida de los octavos de final de la Champions League. El elenco local sorprendió a los 21 minutos por el gol de Chukwubuike Adamu, pero se quedó y en el final Kingsley Coman alcanzó el 1-1 final.
El conjunto austríaco, que ya ha hecho historia esta temporada con su primera clasificación para los octavos de final de la máxima competición europea, tuvo momentos de muy buen fútbol y aprovechó el empuje de su público. Así sacó provecho de la mala racha del Bayern de Múnich, que igual logró un empate que lo deja bien perfilado para la revancha.
De momento, Red Bull Salzburgo ya consiguió su mejor posición en Champions con un vistoso juego ofensivo y la plantilla más joven de la competición: 22 años de media. Sin embargo, el empuje y la energía que da esa juventud tiene también algunas contrapartidas, como la falta de experiencia y ciertos errores en los ajustes defensivos. El punto más débil del Salzburgo es que en algunos momentos se desconecta de los encuentros y eso, ante un equipo como el Bayern, fue letal como ocurrió en el gol alemán del final.
El delantero alemán de 20 años Karim Adeyemi, que estuvo en duda debido a una operación de amigdalectomía, la cual desafortunadamente ha frenado una progresión meteórica por la cual se convirtió en el líder de la tabla de goleadores de la Bundesliga austríaca con 14 tantos, finalmente jugó de arranque, detalla Infobae.
El Bayern llegó al partido contra el Salzburgo tras encajar una sorprendente derrota por 4-2 ante el modesto Bochum, lo que ha generado discusiones sobre el estado actual del equipo, marcado por varias bajas importantes. En el Bayern faltaron el guardameta Manuel Neuer, por una operación de rodilla, el lateral izquierdo Alphonso Davies, recuperándose de una miocarditis tras una infección de coronavirus, y el centrocampista Leon Goretzka, con problemas de rodilla.
Eso ha llevado a que el Bayern juegue prácticamente con cinco delanteros -Robert Lewandowski en punta, Thomas Müller y Leroy Sané como interiores y Serge Gnabry y Kingsley Coman como extremos- lo que es claramente un riesgo ante los contragolpes del contrario. Con estos contratiempos Nagelsmann se vio obligado a modificar algunas cuestiones tácticas e idear un planteamiento que exige defender muy alto, ejerciendo presión en la mitad contraria, y permite tener a muchos jugadores en el área y sus alrededores en jugadas de ataque. En todo caso, tras la derrota ante el Bochum, el Bayern se fue de Salzburgo con una mejor imagen gracias al empate agónico.