Al principio, charlar con algún amigo nuevo de internet puede llegar a ser lindo, pero más allá de cualquier avance tecnológico, ir al encuentro de un desconocido no dejará nunca de traer aparejado un gran riesgo.
Una situación así fue la que le tocó vivir a un empresario italiano que conoció una chica llamada Olivia Martens por la web y se enamoró. Al punto que el hombre de 67 años, llamado Claudio Formenton, decidió, motivado por su amor, ir a conocer a su enamorada.
Fue así como el hombre proveniente de Venecia, ciudad en la cual es el máximo responsable de una empresa que fabrica mármoles, se animó y viajó directamente hasta África, más precisamente a Costa de Marfil.
Una vez que llegó al aeropuerto vio que un taxista, que había sido enviado previamente por la joven, lo estaba esperando con un cartelito que tenía escrito su nombre. Hasta ahí todo iba bien, pero luego comenzó la pesadilla.
El taxi comenzó a transitar las calles de la ciudad de Abiyán, pero en algún punto se desvió del camino y el empresario terminó desapareciendo sin que nadie sepa nada sobre su paradero.
Luego de tres días, Formenton no respondía ni los llamados ni los mensajes de sus familiares y amigos, con lo cual sus allegados decidieron denunciar la situación ante la policía italiana que, de inmediato, comenzó a investigar y a movilizarse para resolver el misterio.
Por suerte para el italiano, pudieron geolocalizarlo gracias a la ubicación de su teléfono celular y enterarse de que estaba en un hotel de la ciudad de Bonoua. La fuerza de seguridad italiana se comunicó con sus pares en Costa de Marfil y fue así como lograron identificarlo y liberarlo de la habitación del hotel en la que estaba encerrado, vigilado por un secuestrador.
Una vez que Formenton regresó a Italia, tanto su familia como su abogado optaron por mantener un fuerte hermetismo y no hacer demasiadas declaraciones en la empresa.
Mientras tanto, la policía insinuó que la supuesta Olivia podría ser parte de una banda de secuestradores. Lo único que se pudo saber de la declaración del empresario es que no fue maltratado y tampoco desembolsó dinero para obtener la libertad.
Foto: Claudio Formenton, el sexagenario víctima de secuestro.
Como si todo esto fuera poco, los problemas no terminaron ahí para el italiano. Hasta ese entonces, Formenton era alguien comprometido y muy respetado en su comunidad. Un hombre recto y que, además, participaba activamente en la iglesia local, desempeñándose como ministro de comunión.
Sin embargo, cuando el hombre comunicó que se iría unos días de viaje a África, dijo que el motivo de la travesía era humanitario, así que cuando el párroco de la localidad se enteró de todo el escándalo, tomó la decisión de removerlo de su puesto.
Fuente: Crónica