Una lamentable situación ocurrió anoche en una vivienda tipo rancho ubicada en Lote 58, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Añatuya, cuando esta se incendió.

El inmueble contaba con cuatro habitaciones y una cocina comedor. El techo era de madera, pasto y barro, y la casa se incendió en su totalidad, quedando solo las paredes laterales.

Los propietarios, Pablo Gerez, de 40 años, y su esposa Carolina Tapia, de 39, convivían allí con sus nueve hijos, de 22, 18, 17, 14, 8, 5, 3 y 2 años, y un bebé de 1 año y 3 meses.

La mujer mencionó que estaba descansando con sus hijos menores cuando oyó pasos que se acercaban al inmueble, pero al salir no vio a nadie. Poco después encontró a una vecina, identificada como Susana Daniela Legido, de 45 años, quien la invitó a su vivienda, a 100 metros del lugar. Momentos después, la damnificada comenzó a sentirse mal y regresó al inmueble, cuando advirtió que esta ya se estaba incendiando.

Logró comunicarse por teléfono con una de sus hijas, que estaba en Añatuya, y fue ella quien dio aviso a la Policía.

Ninguno de los familiares sufrió lesiones, pero perdieron la casa y lo que había en ella: dos motocicletas, una Honda CG Titán 125 y una Honda 110; 3 camas de una plaza y 2 camas de dos plazas; 2 roperos; 1 aparador; 2 mesas grandes de madera y 2 chicas, una de madera y una de hierro; 12 sillas de plástico; 1 moto sierra marca Stihl; cajas de herramientas; prendas de vestir del núcleo familiar; y 1 pantalla solar.

También aseguró que es la tercera vez que se incendia la casa, por motivos que desconoce, aunque las anteriores estaban situadas en diferentes lugares del Lote 58, pero que ni ella ni su familia tienen problemas con nadie.

Hizo constar que las instalaciones no contaban con electricidad, y que tampoco prendieron fuego en ningún momento.