Opinión

En los distintos frentes, cada cual atiende su juego

Cristina Kirchner hizo la semana pasada una videoconferencia por Skype desde el sur con el Instituto Patria, ubicado a una cuadra del Congreso, para —entre otras cosas— sumarse al pedido de libertad de Milagro Sala. Fue una actividad casi excepcional, frente a lo que es una queja recurrente dentro de su espacio: Cristina no está, no conduce. Ese fue también uno de los planteos que le habían hecho dirigentes del Movimiento Evita que la visitaron en el sur, días antes de decidir el abandono de sus 6 diputados del bloque del FpV. CFK está mucho más abocada a enfrentar sus problemas judiciales que a buscar la conducción de la oposición. Es una hipótesis realista la posibilidad de que sea encarcelada luego de la feria judicial. Afronta cuatro causas: por las ventas de dólar futuro; la llamada “ruta del dinero K”, y más complicadas, se dice, las causas Hotesur y Los Sauces SA, sobre los alquileres de sus hoteles, a contratistas de obra pública como Lázaro Báez, entre otros, aunque las plazas quedaran vacías. Operatorias que quedan bajo sospecha de lavado de dinero. El peronismo no tiene un liderazgo alternativo. Los intentos del titular del PJ, José Luis Gioja, para que el partido deje de ser una cáscara vacía, fracasaron por el momento. El sanjuanino aspiraba a tomar la conducción de los bloques legislativos desde la instancia partidaria. No juntó las voluntades suficientes, empezando por los gobernadores del FpV-PJ.

 

Sectores partidarios quisieran que Sergio Massa terminara jugando “por adentro”. El tigrense no piensa hacerlo, desde el Frente Renovador hace y deshace como le viene en gana. Massa es el dirigente con mayor expectativa electoral pero, paradójicamente, eso no se traduce en dirigentes que hagan fila para encolumnarse detrás de él. Antes que al peronismo, que considera “contaminado” de kirchnerismo, Massa mira hacia una alianza en Buenos Aires con Margarita Stolbizer, la diputada de origen radical que puso contra las cuerdas a Cristina en las causas por sus hoteles. El coqueteo viene de lejos, cuando aún en campaña Massa postuló a Margarita —que era candidata presidencial de Progresistas— para la Corte Suprema.

 

Del otro lado está el macrismo, necesitado de un triunfo que le haga soñar con un proyecto de poder de 8 años. La búsqueda de la “pata peronista”, sobre todo en Buenos Aires, ya le trae fuertes roces con su principal socio, el radicalismo, donde quieren evitar quedar relegados cuando el PRO salga a seducir ofreciendo espacios de poder que no alcanzan para todos.

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