Los mercados financieros se caracterizan por su volatilidad, que de alguna manera representa el precio que se paga por la liquidez, vale decir por la facilidad de entrar y salir rápidamente de una inversión.
Sin embargo, al hacer un análisis más profesional tratando de aislar esta volatilidad (que muchas veces tiene que ver con un tema coyuntural, el Brexit es el ejemplo más cercano) podemos concluir que hay distintos elementos que definen patrones de comportamiento que exceden el cortísimo plazo.
Los analistas llamamos fundamentos (del inglés fundamentals) a esos elementos, y tendencias, (cuando se pueden identificar) a esos comportamientos de los precios.
La explicación nos sirve para entender el contexto en el que estamos (el inversionista siempre debe comprender para sopesar los riesgos y eventualmente tolerar la volatilidad), y la influencia en los precios de los distintos activos.
El mundo tiene serios problemas de crecimiento económico sobre todo en los países centrales.
Los Bancos Centrales tratan de inundar de liquidez las economías para fomentar el consumo que posibilite la ansiada reactivación económica.
En Japón, el gobierno disminuyó con contundencia sus previsiones de avance de la economía y de la inflación.
En Estados Unidos, la Reserva Federal viene postergando desde diciembre la esperada suba de tasas ante un débil panorama económico mundial y algunas dudas sobre el propio crecimiento estadounidense.
En Europa, el Banco Central Europeo (BCU) la semana que acaba de concluir mantuvo en 0% las tasas de referencia y el propio FMI advierte sobre los peligros de una desaceleración económica global. En ese contexto más de la cuarta parte de la renta fija mundial tiene rendimientos negativos.
Basta decir que a mediados de semana, España colocó por primera vez en su historia bonos a 3 años con interés negativo. Y el rendimiento de los bonos a 10 años españoles descendió a 1,144%, un mínimo histórico en la prima de riesgo española. La conclusión es que el rendimiento de los bonos apunta a una desaceleración del crecimiento (a nivel mundial) en la visión más optimista.
En ese mundo, Argentina es uno de los pocos lugares donde se espera crecimiento (hay una visión más optimista en el exterior que en algunos sectores internos) y, para mejor, el FMI considera que la economía en Brasil llegó a su punto de inflexión y comienza su recuperación, con lo que eso implica para nuestro país. Esta es una de las razones que explica el aumento en el ingreso de fondos al mercado de capitales local, algo que se sintió con mayor nitidez en este mes de julio.
Hay que incorporar en el análisis el recientemente promulgado blanqueo de capitales que es visto como un detonante para que vuelva a ingresar capital en el país. Sin duda la entrada de capital va a generar apreciación del tipo de cambio, pero también sumado al contexto y a la planeada continuidad de baja de tasas por parte del BCRA abrirá el camino a más valorizaciones de bonos.
Los más optimistas creen que si el blanqueo es exitoso, y la mayoría opta por los bonos, Argentina no necesitaría salir a buscar fondos a los mercados por un largo tiempo. Esto puede llevar los rendimientos de los bonos largos del 6,5% a entre 5 y 5,5% (comparando con el contexto internacional e imaginando si las cosas salen medianamente bien). Por eso creo que, en las próximas semanas, los títulos van a seguir con precios sostenidos y con la expectativa puesta fundamentalmente en la evolución de la regularización fiscal.
La Bolsa local, por su parte, luego de haber tocado precios récords en la semana anterior, se encuentra en medio de una saludable toma de ganancias y en la antesala de la llegada masiva de los balances correspondientes al 2° trimestre.
Los balances, y fundamentalmente las perspectivas que se puedan elaborar a partir de los mismos, son los que le van a dar fundamento a los precios y permitir que el nuevo comprador tenga el aliciente suficiente para pensar que seguirá subiendo.
Por eso creo que veremos un mercado tal vez más cauteloso en el cortísimo plazo ante el cúmulo de información que tiene que digerir.
Pero también será un mercado con premios y castigos, es decir con posibilidades de crecimiento para aquellas empresas con sólidos fundamentos y decantando aquellas que sólo subieron especulativamente. La especulación, sin fundamentos, no es sostenible.
*Rubén Pasquali es analista de Mayoral Bursátil.