Fue presentada como una medida temporaria y, sin embargo, ya cumple 10 años. El 11 de junio de 2013, en respuesta al crimen de Javier Gerez a manos de la Policía bonaerense en la previa de un partido entre Estudiantes y Lanús el día anterior, la AFA prohibía el público visitante en las canchas de la Primera División del fútbol argentino.
Diez años sin hinchas visitantes: la muerte que abrió una nueva era en el fútbol argentino
Gerez tenía 38 años y lo apodaban “Zurdo”. Agentes de la Policía bonaerense intentaron repeler desmanes en el ingreso de los hinchas de Lanús al Estadio Único de La Plata (rebautizado en diciembre de 2020 con el nombre de Diego Armando Maradona) y abrieron fuego. En ese contexto, la víctima sufrió un impacto de bala de goma a quemarropa.
La distancia del disparo de la Ithaca 37 fue tan corta que le provocó a Gerez un agujero de cuatro centímetros en el tórax. Tras la muerte del hincha, Ricardo Casal, ministro de Seguridad provincial, confirmó el retiro de las balas de goma.
Tres efectivos fueron desafectados de la Policía bonaerense tras el crimen. Sus nombres: Roberto Lezcano, Víctor Bacuco y Jorge López. La acusación se dirigió luego hacia Lezcano, que llegó en libertad al juicio en su contra y fue absuelto en 2016.
La muerte de Gerez sigue impune. El castigo para los hinchas, sin embargo, se mantiene vigente. “Mi hijo no era un delincuente. Tiene que haber justicia, alguien tiene que pagar por el asesinato”, dijo Argentina Leyes, madre del hincha, en una nota con TN.
Origen y evolución de la medida
La veda a los hinchas visitantes no era una iniciativa nueva ni original. Ya regía en el Ascenso desde 2007, cuando barrabravas de Nueva Chicago mataron a Marcelo Cejas, hincha de Tigre. Y existía un antecedente de peso en el fútbol grande: el Superclásico por las semifinales de la Copa Libertadores 2004 se había jugado sin hinchas de Boca en el Monumental de Núñez.
En 2013 ya estaba en funcionamiento la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (Aprevide), que había reemplazado un año antes al Comité Provincial de Seguridad Deportiva (Coprosede), nacido en 2002. Eran tiempos del AFA Plus y su sistema biométrico de detección de personas con antecedentes violentos a quienes eventualmente se les aplicaba el derecho de admisión. En 2018 fue reemplazado por el programa Tribuna Segura, vigente hasta hoy.
Un primer signo de estos 10 años: la creación de organismos y planes de seguridad que cada tanto cambian de nombre sin resolver la matriz del problema. Cuando se impuso la prohibición, Julio Grondona estaba al frente de la AFA y Sergio Berni era el secretario de Seguridad del Gobierno de Cristina Kirchner.
La violencia se trasladó de escenario y la lista de víctimas siguió creciendo
La idea de un fútbol sin visitantes había partido de Raúl Gámez en 2002, aunque Grondona recién la puso en práctica años más tarde. “Se evitaría el cruce de los barras, se bajaría lo que se paga en operativos policiales, se ahorrarían los costos de los micros y volvería la familia a los estadios”, proyectaba entonces el expresidente de Vélez.
Gámez parecía saber de lo que hablaba: antes de su salto al plano dirigencial, había integrado la barra brava del club de Liniers y con el tiempo se conocieron imágenes que lo mostraban en una pelea a las trompadas con los hooligans ingleses en el Mundial de México ‘86. Eran épocas donde los incidentes en los estadios tenían el sello de la disputa entre hinchadas rivales.
Cuando finalmente se prohibieron los hinchas visitantes, el corazón del problema ya era otro. No se anclaba únicamente en una pugna por los colores, en robarle una bandera a la hinchada rival y exhibirla como trofeo, sino en peleas internas de una misma barra por el control de negocios como puestos de comida, reventa de entradas y “trapitos”, todo con la complicidad de dirigencias poco comprometidas en atacar la raíz del flagelo y la falta de apoyo estatal para avanzar en esa dirección. Así lo certificaban entonces las crecientes cifras de muertes en incidentes entre hinchas del mismo equipo.
Esa huella sigue presente hoy y para verla no hace falta más que retroceder hasta la semana pasada: a la sombra de la lamentable muerte del hincha de River que cayó de la tribuna, hubo incidentes entre facciones enfrentadas de la barra brava de Independiente. El Rojo visitó a Godoy Cruz en Mendoza y se permitió la presencia de visitantes. Los disturbios, sin embargo, tuvieron origen interno y el clima estuvo tranquilo entre ambas parcialidades.
Javier Gerez fue el último hincha visitante asesinado. La lista de muertes en estadios de fútbol, en cambio, siguió creciendo. En estos 10 años hubo 71 víctimas. El fútbol sin visitantes acumuló, desde entonces, una muerte violenta cada 51 días.
El pico máximo de víctimas ocurrió inmediatamente después de la medida, en 2014, y luego se registró un descenso progresivo. Con estadios a puertas cerradas debido a la pandemia, 2020 fue el año con menor cantidad de muertes -una sola- en el fútbol. En 2022, la cifra volvió a crecer.