Las estadísticas son contundentes. De todos aquellos que arrancan y persiguen el sueño de ser futbolistas, solo llega un 0.5 %. Por eso es necesario que encuentren otro sentido a la vida más allá del fútbol. Para que esto ocurra es importante que los chicos no abandonen sus estudios y que los clubes incentiven y concienticen para que los terminen. El 40 % de los futbolistas profesionales no finalizó el secundario y esto va en línea con lo que sucede en el país.
Los datos fueron aportados por José Pablo Burtovoy, exarquero, que construyó una carrera de 20 años. Él sabe muy bien de lo que habla ya que en la actualidad es Director Ejecutivo de la Fundación El Futbolista, Director de Educación de Futbolistas Argentinos Agremiados y Director de Educación de FIFPRO Sudamérica.
“Yo jugué en siete países distintos y empecé a sentir que no sólo se trataba del rendimiento deportivo. Observaba que había muchas cuestiones sociales y culturales de cada uno de esos mercados que tenían una línea directa con el impacto que vos podías tener al trabajar en esos lugares. Entonces cuando estaba en México sentí que tenía que darle un marco y ese camino era la gestión en el deporte. A partir de ahí comencé a formarme”, reflexiona Burtovoy.
Durante su etapa de inferiores en Ferro, Burtovoy interrumpió sus estudios. Pasó el tiempo y en los últimos años de su carrera decidió terminarlos. Al recordar ese instante lo invade la emoción. “Me quedó una materia del secundario y el único motivo por el cual no terminé en ese momento fue por no enfocarme dos minutos más. Realmente no hay ninguna situación que te impida culminar tus estudios secundarios. La última materia la rendí en el 2011. Cuando lo logré, sentí una emoción tremenda. En 20 años de fútbol profesional la conversación al final de cada temporada era con mi mamá diciéndome: 'Pablo muy lindo todo, pero ¿cuando finalizás el secundario?'”.
En el 2016, Sergio Marchi y Carlos Pandolfi lo convocaron para que trabajara en la Fundación El Futbolista y desde este espacio empezó a gestionar la educación y capacitación del futbolista. En la actualidad acceden a estos programas de manera mensual y gratuita 3000 futbolistas. La mayoría tiene que ver con la finalización de los estudios secundarios. Después existe un espacio virtual donde se enseñan idiomas, tecnologías y distintos talleres.
Durante su etapa de inferiores en Ferro, Burtovoy interrumpió sus estudios. Pasó el tiempo y en los últimos años de su carrera decidió terminarlos. Al recordar ese instante lo invade la emoción. “Me quedó una materia del secundario y el único motivo por el cual no terminé en ese momento fue por no enfocarme dos minutos más. Realmente no hay ninguna situación que te impida culminar tus estudios secundarios. La última materia la rendí en el 2011. Cuando lo logré, sentí una emoción tremenda. En 20 años de fútbol profesional la conversación al final de cada temporada era con mi mamá diciéndome: 'Pablo muy lindo todo, pero ¿cuando finalizás el secundario?'”.
En el 2016, Sergio Marchi y Carlos Pandolfi lo convocaron para que trabajara en la Fundación El Futbolista y desde este espacio empezó a gestionar la educación y capacitación del futbolista. En la actualidad acceden a estos programas de manera mensual y gratuita 3000 futbolistas. La mayoría tiene que ver con la finalización de los estudios secundarios. Después existe un espacio virtual donde se enseñan idiomas, tecnologías y distintos talleres.
Con respecto a este cambio de paradigma, Burtovoy señala que “en un encuentro con diferentes entrenadores de selecciones nacionales planteamos la siguiente pregunta: ¿dónde creen que todavía hay espacio para la evolución de un deportista? Y fue unánime la respuesta. El espacio que existe para desarrollar a un deportista de élite es del intelecto. El fútbol formativo está cambiando. Hoy hay mucha más conciencia sobre la importancia del estudio”.
Como ejemplo de esto relata lo que sucedió con Nicolás Tagliafico, quien “luego de ser campeón de América, aterrizó en nuestro país y rindió la última materia con nosotros para finalizar sus estudios secundarios. Cuando uno deja de jugar, hayas conseguido o no un buen pasar, no te quedás en tu casa mirando el techo. Como uno todavía es joven, es necesario formarse para seguir desarrollándose como individuo”.
A modo de síntesis, Burtovoy sostiene que “como ya dijimos sólo llega el 0,5 % a firmar su primer contrato profesional. De ahí a sostener una carrera en el tiempo, el número se achica mucho más. Es clave cómo ayudamos a esos chicos a construir su desarrollo potencial. Y ahí la educación tiene que ser un pilar fundamental para que sientan que con eso van a ser mejores jugadores, pero si ese sueño no se da, tengan las herramientas necesarias para poder seguir su camino”.