La Provincia

???Mis condiciones migratorias fueron extraordinarias, yo me siento en casa???

¿Qué es ser inmigrante? según su definición, es una persona que ha dejado su propio lugar de origen para instalarse de manera temporal o permanente en un país o territorio diferente, pero según Isabel Blanco y Ana Victoria Salcedo, dos mujeres provenientes de Caracas-Venezuela, es mucho más que eso; es dejar tu familia, trabajo, casa, amigos, profesión, cultura, entre muchas cosas más. 

 

La experiencia de Isabel

Blanco llegó a la Argentina con 47 años en diciembre de 2017, luego de haber pasado un 2016 y 2017 muy críticos. Ella era la responsable económica de su círculo familiar, por que llegó un momento en el que no sabía si iba a poder seguir sustentando las necesidades básicas de su núcleo, “de hecho, ya era muy difícil para mí garantizar la comida, era una situación de ‘me voy o muero’”, explicó. 

Lo primero fue hacer un inventario de qué actividades ella sabía hacer y que podían ser rentables y generarle ingresos, “no me podía ir a aventuar y ver cómo me va, como tal vez hace alguien a los 20 o 30, yo tenía que ir con un plan”, explicó Isabel. Blanco tiene experiencia y formación en el área de adicciones por lo que mandó su curriculum “desde la Patagonia a México” a todas las comunidades terapéuticas que pudo hallar. Le respondieron instituciones de Puerto Rico, Colombia, Buenos Aires y el Crease, en Santiago del Estero. En septiembre de 2018, Isabel estaba asentándose en la provincia. Blanco dijo que sus condiciones de migración fueron “extraordinarias”, ya que el establecimiento le facilitó empleo, alojamiento y comida. 

En sus 5 años y los 20 dólares con los que llegó, Isabel logró muchas cosas. 

Al preguntarle por sus desafíos y el choque cultural dijo que no fueron tantos, que lo más difícil es extrañar a su familia “hasta el día de hoy solo recibí amor y comprensión de todos los que me rodean”, dijo, posteriormente añadió que “la comida y el clima la sorprendieron, “el primer invierno fue muy difícil, yo estaba segura de que me iba a morir, pero no. Para ustedes aquí, no hace frío pero sí hace. En ese momento yo vivía en un piso 10 y no tenia nada abrigado, fue duro”, detalló la mujer. Además, expresó que “yo aquí me siento en casa. Lo que recibí de todos los argentinos ha sido cariño y afecto; me siento bienvenida en esta tierra y eso de verdad no tiene precio”.

Al preguntarle sobre qué es lo que más le gusta de Santiago, manifestó: “Amo los lapachos que justo ahora están floreciendo, los árboles de naranja en las calles, de verdad que me enamora, dormir la siesta (a veces), y obviamente la gente”. 

 

 

Ana salcedo y su vivencia

Por otro lado, Ana Victoria Salcedo, también oriunda de Caracas-Venezuela, llegó al país en el año 2019. Salcedo dijo que su experiencia ha sido muy amigable, “siento que Santiago es una provincia con gente muy cálida y receptiva”.

Dijo creer que unas de las cosas más complicadas que le tocó afrontar fue el tema laboral, pero piensa que es complejo en la provincia en general, “uno se siente muy incluido, siempre hay alguien que te explique las cosas. Te invitan a tomar mate, a pasar las fiestas en su casa, etc”. Hoy Ana es dueña de un famoso sexshop, da clases de alemán online y el año pasado (2022) se recibió de periodista profesional. Salcedo declaró que lo difícil de adaptarse es que uno debe reinventarse, crear un círculo desde cero. “En 2019, cuando me fui, en Venezuela no había ningún tipo de posibilidades para los jóvenes de mi edad. Aquí hay más”. 

Ana tuvo obstáculos a la hora de alquilar un departamento, ya que en el momento no tenía un garante, “nadie te conoce, así que es difícil que alguien quiera firmar y ser tu garante”, actualmente no tiene problemas con ello.

Dio a entender que desde el desayuno hasta la manera de salir son diferentes, pero que uno debe adaptarse. 

“Yo estoy agradecida con el país por haberme recibido. Viví con mucho entusiasmo el Mundial, lloré cuando Messi levantó la copa. Me siento argentina y estoy muy feliz. Es un país que me abrió las puertas, terminé de estudiar y me recibí. Tengo mucha gente en mi vida que quiero como si los conociera de toda la vida”, finalizó. 

 

 

Hábitos alimenticios y choque cultural

 

Ambas inmigrantes expresaron que por más que disfruten las comidas argentinas, las dos conservaron sus hábitos culinarios. Isabel dijo: “No tomo mate. No hay forma. Me parece muy lindo que lo compartan y todo, pero no puedo”, luego expresó que le gusta mucho el asado y locro, pero que no come mucha carne. También dijo que no puede comer dulce a la mañana en comparación con el argentino que a veces desayuna facturas.

Ana adoptó algunas tradiciones más que otras, expresando que aprendió a hacer humita y que sus amigas hacen arepas.

“Mis amigas comen dulces venezolanos y yo hago tereré o como tortilla de la costanera los domingos. Me gusta, me hace sentir santiagueña”.

 

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