Opinión

La boleta única y el voto electrónico: reflexiones

Este tipo de sistema de votación puede ser atractivo para todos los partidos, más allá del oficialismo. En primer lugar, disminuye los costos de impresión de las distintas boletas. En segundo lugar, limita los problemas de fiscalización a la hora de la emisión del sufragio al evitar que la oferta de boletas en las mesas sea manipulada.

 

Por supuesto, no necesariamente limita los problemas de fiscalización a la hora del recuento. Sin embargo, es considerablemente más difícil manipular el recuento si no se pueden alterar los votos ingresados en las urnas. Si los problemas de manipulación fueran significativos en Argentina esto sería particularmente importante. Sin embargo, dichos problemas nunca han sido considerado severos en Argentina, cuyos comicios nunca han sido cuestionadas por organismos nacionales o internacionales. Más allá de eventos aislados pero publicitados en tiempo de campaña, como el caso de la quema de tres urnas en Tucumán, no es claro que la boleta única tenga como objetivo el disminuir los riesgos electorales. El proyecto del Ejecutivo menciona como problema importante el clientelismo político, pero el clientelismo es un tipo de manipulación de las preferencias que ocurre con anterioridad al escrutinio. La boleta única no elimina el clientelismo, dado que la distribución de ropa, comida, trabajo u obra pública no ocurre en el día de la elección.

 

La estrategia del PRO

 

El actual proyecto del Ejecutivo otorga dos opciones a los votantes: lista completa o por categorías. En el caso de la lista completa, el problema es cómo definirla. Éste va a ser un problema particularmente importante en la elección del 19, cuando una alianza como Cambiemos puede tener un candidato presidencial radical y uno del PRO, pero en la que los candidatos a diputados del radicalismo posiblemente no quieran que el dispositivo de votación empuje a los votantes a elegir la lista de diputados del PRO. Dado que la decisión de votar “lista completa” o “por categorías” precede la presentación de la información de la oferta política, es de esperar que esta decisión desincentive el corte de boleta en forma severa. Esto es claramente más importante cuando existen arrastres fuertes como en la elección presidencial. Bajo el actual sistema, es muy posible que la presión de las bases del radicalismo sea para despegarse de Cambiemos y que el sistema de votación genere problemas internos entre los líderes y las bases políticas de la UCR.

 

El problema es por supuesto más severo para agrupaciones provinciales que no tengan un candidato primario de referencia a nivel nacional.

 

El MPN en Neuquén, por ejemplo, no sería un socio primario de un candidato presidencial y, por tanto, debería educar a sus votantes para que no opten por la vía “lista completa” en el día de la elección.

 

En el peronismo, el efecto de estas reglas es limitar la capacidad del partido de dirimir internas a través de las PASO, dado que listas sin un candidato presidencial primario son penalizadas respecto de aquellas agrupaciones que si lo tienen. El efecto esperado de la reforma es reducir la fragmentación, aunque esto se realiza de un modo particularmente conveniente para el PRO. Hoy en día el PRO es el único partido del cual podemos esperar que el arrastre desde la candidatura presidencial sea unívocamente beneficioso para sus listas de legisladores, por encima de las necesidades de “juntar” los pedazos con vistas al 19 que deberían verse en la UCR y el PJ.

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