Opinión

El año cierra ???aceptable??? para la CGT y el Gobierno

Tardó un poco en darse, pero llegó. Recién el viernes pasado, Mauricio Macri recibió a la nueva conducción cegetista encabezada por el triunvirato integrado por Juan Carlos Schmidt (dragado), Carlos Acuña (estacioneros) y Héctor Daer (sanidad). Fueron de la partida popes sindicales como Armando Cavalieri (comercio), Guillermo Pereyra (petroleros), Andrés Rodríguez (estatales) y Gerardo Martínez (Uocra), entre otros. Foto en el quincho de Olivos, con vista a los jardines, todo sonrisas. El año cierra “aceptablemente” para las partes: el Gobierno no tuvo que lamentar ningún paro general, la CGT negoció y se llevó el acuerdo por Ganancias, que se convirtió en ley el jueves pasado. La clave estuvo en la decisión de Macri de acordar la devolución de los fondos adeudados a las obras sociales. El Fondo Solidario de Redistribución (FSR) está creado por un porcentaje que se retiene a cada trabajador del salario. Es para pagar prestaciones médicas complejas, de esas cuyos altos costos harían colapsar a una obra social pequeña. El kirchnerismo retuvo desde 2003 el FSR, a punto que al 10 de diciembre había $ 27 mil millones no redistribuidos en “una cuenta” del Banco Nación.

 

En los primeros meses del año, la CGT hizo fuerte presión en el Congreso por una ley antidespidos. Cuando la ley se sancionó y Macri la vetó horas después, el silencio cegetista fue estruendoso. Ya caminaba el acuerdo para devolver el FSR. Fueron $ 2.700 millones cash, más bonos, recursos para un fondo de emergencia y para una cobertura universal de salud. Se hizo la paz gremial, al punto que la CGT entró recién en la fase final del acuerdo por Ganancias. Este cuadro lo blanqueó el superintendente de Seguros de Salud, el médico Luis Scervino: “Macri acordó repartir los fondos. Esto fue lo que le garantizó llegar a diciembre sin un paro nacional”, le dijo al diario La Nación. Scervino está a cargo del área gubernamental que regula las obras sociales donde fue puesto allí por José Luis Lingeri, el sindicalista de obras sanitarias que también maneja AySA desde su reestatización. Lingeri es el “experto” cegetista en este asunto de los fondos de obras sociales. Cuando asumió, Macri le dio el manejo de la Superintendencia.

 

La CGT está igualmente dividida, hay un sector dialoguista y otro más duro que exige mayor confrontación con el macrismo. Tampoco son congruentes todos los intereses. Los gremios del transporte, los más afectados por Ganancias, empujaron el paro del lunes pasado, que sumió en el caos a Buenos Aires mientras el Gobierno y la CGT negociaban el proyecto. Con dos, tres, cuatro décadas controlando sus gremios, para estos tiempistas lo que lleva Macri en el gobierno es un suspiro. Las voces de los que quieren chocar el tren son las menos escuchadas. También quisieron sacarse el estigma de boicotear a un gobierno no peronista, los famosos “13 paros generales” de Saúl Ubaldini a Raúl Alfonsín.

 

El Gobierno juega también otras cartas. Una de ellas, empezar a modelar la negociación salarial del año que viene, en torno a un 18% que con mucho optimismo empatará la inflación pero no habrá recuperación de los puntos de poder adquisitivo perdidos en 2016 con 45% de inflación interanual y paritarias promedio de 31%.

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web