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Candela Díaz, más tranquila, disfruta de su familia, tras el calvario de San Pablo

Cuatro futbolistas de River Plate, entre ellas la santiagueña Candela Díaz (25 años, oriunda de la ciudad de Fernández), vivieron días atrás un calvario después de haber protagonizado un escándalo con gestos racistas en un partido de fútbol contra Gremio de Porto Alegre, Brasil, por el torneo Ladies Cup, al que el conjunto de Núñez fue invitado y, tras los recientes episodios, fue sancionado por dos años sin poder participar.

Por estos incidentes, las cuatro futbolistas pasaron una semana privadas de su libertad (entre esas noches, Navidad), incomunicadas, en una unidad penitenciaria de San Pablo, donde se llevó a cabo la competencia.

Luego de muchos días de gestión por parte del Departamento de Legales de River Plate, las cuatro futbolistas fueron liberadas. Las otras tres jugadoras son Camila Duarte, Juana Cángaro y Milagros Díaz, pero Candela era la más complicada debido a que fue captada por las cámaras mientras realizaba gestos racistas.

Nuevo Diario se comunicó ayer vía telefónica con Candela, para conocer su situación y su versión.

“Lamentablemente no puedo hacer ningún comentario de momento al respecto, hasta tanto no termine la causa. Cuando todo se acomode y llegue a su final, será un placer dialogar con ustedes”, se disculpó Candela.

Lo que sí hizo Candela, en sus estados de WhatsApp, es una especie de catarsis. Allí escribió: “Quería agradecer a cada persona que me dejó un mensaje. Estoy muy bien, más tranquila ahora. Y perdón si no contesté los mensajes. Por el momento solo pienso en estar con mi familia”, dijo en su primer posteo.

Y en el segundo redobló la apuesta. “No me arrepiento de nada. Tampoco me creo peor ni mejor que nadie. Cada persona que me conoce sabe lo que soy”, escribió la futbolista nacida en la “Capital del Agro”.

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