En su primera misa tras ser investido como el primer Papa estadounidense y peruano, Robert Francis Prevost, quien ha tomado el nombre de León XIV, ha dado muestras de continuar la senda de sencillez y cercanía marcada por su predecesor, Francisco.
Una de las imágenes que ha llamado la atención en esta primera celebración ha sido la elección del calzado del nuevo pontífice. Siguiendo el ejemplo de Bergoglio, León XIV ha renunciado a los tradicionales zapatos rojos que sí lució Benedicto XVI. Esta elección de unos sencillos zapatos negros ha sido interpretada por muchos como una señal de humildad y de identificación con la gente común, tal como lo fueron en su momento los zapatos de su antecesor.
La liturgia de la misa también ha reflejado la apertura y la diversidad que caracterizan al nuevo papado. Si bien el canto inicial y algunas oraciones se realizaron en latín, como es tradición, las dos primeras lecturas fueron proclamadas en inglés y español, los idiomas maternos de León XIV. El salmo, por su parte, resonó en italiano.
Un gesto significativo y simbólico se produjo durante la lectura de las Sagradas Escrituras. Por primera vez, dos mujeres religiosas fueron elegidas para proclamar las lecturas ante los miembros del colegio cardenalicio reunidos en la majestuosa Capilla Sixtina. Su presencia y participación activa en este momento central de la misa subraya la importancia que el nuevo Papa podría otorgar al rol de la mujer dentro de la Iglesia Católica.
Esta primera misa de León XIV no solo ha marcado el inicio de un nuevo pontificado, sino que también ha ofrecido destellos de lo que podría ser su impronta: una continuidad en la humildad y la cercanía, un reconocimiento de la diversidad lingüística y cultural dentro de la Iglesia, y una apertura a la participación de las mujeres en roles litúrgicos relevantes. El mundo observa con atención los próximos pasos de este nuevo líder de la Iglesia Católica.
Con información de La Capital