La Provincia

La historia del mito y la estrella que se apagaron después de tanta tragedia

(Informe especial en base a Infobae y Revista Rolling Stone).- En este nuevo segmento dentro de este artículo, proponemos un “viaje” por la vida de personalidades y/o celebridades del cine, la cultura, los espectáculos, que llegaron a conocer tanto la fama que la parte oscura de esa vida los atrapó y apagó su luz. Vidas conmocionadas por adicciones, otras por accidentes que fueron un antes y un después en el ámbito que los rodeaba. Veremos cómo sucedieron “Trágicos finales” en la vida de estos famosos.

 

Una carta

Con tan solo 27 años, el vocalista y líder de la banda Nirvana perdía la vida. Una carta confirmaba la tragedia. En ella, Cobain aseguraba que la decisión la tomaba “porque no disfrutaba la fama”, ya que en ese entonces Nirvana era una de las agrupaciones jóvenes más exitosas e influyentes del momento, líderes indiscutibles del movimiento grunge, con apenas tres discos, entre ellos, como Nevermind.

En su carta de despedida aseguraba que podría dañar a su hija Frances con su presencia a través de sus acciones y decisiones, por lo que quitarse la vida –escribía- sería la mejor decisión para que ella pudiera estar mejor y viviera una vida feliz.

 

Una pared

Kurt Cobain tenía siete años cuando la separación de sus padres, Wendy y Don, marcó su vida. Una dolorosa infancia que contaría después en las líneas de sus diarios y en algunas entrevistas. Lo sufrió tanto que escribió en una pared de su habitación: “Odio a mamá, odio a papá. Papá y mamá se odian. Estoy triste”.

Casi 20 años después, el 4 de marzo de 1994 en un hotel de Roma, el músico tomó muchas pastillas mezcladas con champagne y le dejó a Courtney Love una nota que decía: “Prefiero morir antes que atravesar otro divorcio”. La noche anterior había discutido con su esposa y madre de Frances, su hijita de un año y medio. Un mes y un día después de esa nota, Cobain escribió otra nota. Esa sería la última.

 

En el principio

Antes de ese primer divorcio que le marcó la vida, el pequeño Cobain fue uno de esos niños pródigos que a los cuatro años sorprendía a su familia por sus dotes para tocar el piano.

Crecía junto a su hermana, Kimberly, en el seno de una familia en la que había datos que todavía no habían hecho sonar las alarmas: la depresión era un padecimiento entre varios de sus integrantes. Dos tíos abuelos y un bisabuelo de Cobain se habían suicidado. Y aunque la armonía entre su madre y su padre en casa era su fuente de serenidad, las cosas no estaban fáciles en la escuela de Aberdeen, la pequeña ciudad del estado de Washington en la que creció. Es que sus compañeros empezaban a acosarlo con los códigos que, algunos años después, se definirían sin duda como un caso de bullying.

 

Un espíritu

Después de la separación de sus padres, Cobain pasó un tiempo viviendo con su mamá y con su nueva pareja, que más de una vez lo golpeó, incluso hasta fracturarle huesos. Vivió también un tiempo con su papá, en un tráiler en el terreno de la casa de sus abuelos. Vivió entre ellos dos no solo porque iba y venía de convivir con uno o con el otro, sino porque estaba sumergido en un exmatrimonio que terminó muy mal y que no ahorraba en agresiones. Wendy, por ejemplo, ensuciaba con caca las cartas que todavía llegaban a nombre de Don antes de enviárselas a su nueva vivienda.

La violencia que circulaba entre sus padres y la que la nueva pareja de su madre le hacía sentir física y psíquicamente no fue la única que padeció en esos años.

En ese escenario, a sus 14 años, Cobain recibió una cámara Súper 8 como regalo y empezó a rodar algo así como sus propias películas.

 

Un mito y un disparo

Un tío de Kurt vio en él dotes para la música y le regaló su primera guitarra. Cuando un músico llega al nivel de éxito y fama que alcanzó Cobain, esa primera guitarra se convierte en la piedra fundacional de un mito. La escena punk crecía alrededor de Cobain, que formaba bandas y, después de que su mamá lo echara, rotaba por las casas de sus amigos o alguna novia.

El 5 de abril de 1994, cuando su carrera estaba en la cumbre en relación a su banda Nirvana, el músico se suicidó de un escopetazo en la cabeza. Su cuerpo fue encontrado tres días después. Nevermind, la obra maestra con la que Nirvana conquistó el mundo, llevaba vendidas 30 millones de copias.

Trágicos finales

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