El economista y director ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Coatz, aseguró que es necesario “igualar la cancha” para que la industria nacional pueda recuperar competitividad, y advirtió que el tipo de cambio, por sí solo, no resuelve la agenda de competitividad. En una extensa entrevista, el también profesor de Estructura Económica de la UBA y director académico de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, explicó que la baja productividad fuera de las fábricas, la alta presión tributaria y la volatilidad macroeconómica son los principales desafíos a enfrentar.
“Las empresas argentinas tienen alta productividad, pero baja competitividad”, definió Coatz.
En este contexto, destacó la necesidad de mirar hacia Estados Unidos y aprender de su sistema de comercio. “Hay que insertarse en sus cadenas de valor y mejorar el vínculo comercial. El sistema general de preferencias que utilizan puede ser un buen modelo”, señaló.
Menos empresas exportadoras, pero potencial de recuperación
Coatz recordó que el país alcanzó un récord de exportaciones industriales en 2011, pero que desde entonces entre 5.000 y 8.000 empresas dejaron de exportar por el aumento del “costo argentino”. Pese a esto, fue optimista: “Muchas de esas empresas podrían volver si se generan las condiciones adecuadas”.
Para cualquier estrategia exportadora, planteó, se deben tener en cuenta tres tendencias globales: nuevas tecnologías, fragmentación de cadenas de valor en medio de la tensión China-EE.UU., y sustentabilidad.
Tipo de cambio: una variable insuficiente
Sobre el debate en torno al tipo de cambio, Coatz aseguró que no existe un dólar que resuelva todos los problemas. “Este tipo de cambio genera problemas para algunos sectores y hay que tomar medidas para compensarlos. Pero pensar que solo con un valor alto del dólar se resuelve todo es un error”, opinó.
Y agregó: “Desde la productividad, si sumamos la devaluación de Brasil, se hace muy difícil defender mercados externos. Por eso hay que acelerar medidas tributarias que alienten la producción industrial”.
Igualar la cancha y bajar la presión fiscal
Uno de los ejes centrales de su propuesta es reducir impuestos a la producción y eliminar distorsiones que afectan la competitividad. “No tiene sentido que con este tipo de cambio se mantengan retenciones del 5%. Se debería avanzar en un RIGI (Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones) también para la industria nacional, no solo para la inversión extranjera”, expresó.
Entre otras medidas, propuso compensar saldos de IVA, implementar amortización acelerada y reducir el impuesto a las ganancias cuando se reinvierte.
La industria como motor de desarrollo
Coatz también defendió el rol estratégico del sector industrial en la economía: “La industria representa el 17% del PBI y aporta el 30% de la recaudación. No hay una transferencia desde la sociedad hacia la industria, sino al revés. Además, es un sector altamente formal e intensivo en capital que compite contra productos chinos afuera y contra el contrabando adentro”.
En este sentido, consideró que la política industrial no se limita a proteger, sino a promover la inversión, tecnología, crédito accesible y formalidad.
Desafíos laborales y previsibilidad
Respecto al empleo, indicó que pese a la caída de la producción en 2023, el empleo industrial no cayó en igual magnitud debido a que muchas empresas no estaban trabajando al máximo de su capacidad. También planteó que el costo laboral no salarial es una barrera: “De un salario formal de 2.600 dólares mensuales, el 65% corresponde a cargas sociales. Hay que bajar ese costo y ampliar la base de aportantes”.
Finalmente, subrayó la necesidad de previsibilidad macroeconómica para atraer inversiones. “El equilibrio fiscal es importante, pero no debe penalizar a la producción. Necesitamos consensos como los que se lograron con Vaca Muerta. Solo con recursos naturales no alcanza. El desarrollo industrial genera valor agregado y empleo calificado”, concluyó.
Con información de Clarín