La popularidad de Lis Padilla, la tiktoker peruana que se hizo famosa gracias al viral video de “Amores que matan, pum pum pum” , ha estado en boca de todos en los últimos días. Pero esta vez no fue por sus ingeniosos sketches o su carisma habitual, sino por un cambio radical en su apariencia física. La influencer pasó por el quirófano y dejó a sus seguidores divididos entre el asombro y las críticas.
Un cambio que dio mucho de qué hablar
Las redes sociales de Lis reflejan una transformación evidente: una cintura más estilizada, pechos y glúteos de mayor tamaño, y un cuerpo que parece haberse moldeado según los cánones estéticos más populares en la actualidad. Aunque algunos seguidores aplaudieron su decisión y celebraron su nueva apariencia, otros no tardaron en criticarla señalando que había perdido su esencia natural.
“Perdiste el encanto”, comentaron varios usuarios en sus publicaciones, mientras que otros lamentaron que siguiera la tendencia de modificar su cuerpo mediante cirugías estéticas. Sin embargo, Lis no dudó en mostrar su satisfacción personal. En una publicación dedicada a su equipo médico, escribió: “Me encanta mi cuerpecito caribeño, gracias por tu excelente trabajo” .
El impacto en su hija y las críticas hacia su entorno
El debate escaló cuando trascendió que no solo Lis había pasado por el quirófano, sino también su hija, quien decidió someterse a una lipo abdominoplastia. Este detalle generó una avalancha de comentarios negativos, donde muchos cuestionaron si promover cirugías estéticas dentro de su círculo familiar era una decisión responsable. Algunos acusaron a la influencer de fomentar una cultura obsesiva por la perfección física, especialmente entre las jóvenes que siguen sus redes.
Sin embargo, Lis defiende su estilo de vida argumentando que trabaja arduamente como creadora de contenido para poder permitirse estos cambios. Según ella, cada procedimiento ha sido pagado con los frutos de su esfuerzo como influencer. Además, comparte detalles sobre cómo ha logrado amasar una fortuna considerable, incluyendo la compra de una casa y viajes internacionales que presume en sus redes sociales.
¿Un canje o un capricho bien financiado?
A pesar de que Lis insiste en que todas sus intervenciones han sido autofinanciadas, algunos rumores sugieren que pudo tratarse de un canje con clínicas estéticas interesadas en promocionar sus servicios. Esta práctica es común entre influencers que cuentan con grandes audiencias, quienes reciben procedimientos gratuitos o a bajo costo a cambio de publicidad. Sin embargo, hasta ahora, Lis no ha confirmado ni desmentido estas especulaciones.
Lo cierto es que su caso ha abierto un amplio debate sobre la presión estética que enfrentan las figuras públicas en la era digital. Mientras unos ven en sus transformaciones una forma legítima de empoderamiento personal, otros critican lo que consideran una pérdida de autenticidad y naturalidad.
¿Qué sigue para Lis Padilla?
Con millones de seguidores pendientes de su próximo movimiento, Lis parece decidida a mantenerse en el ojo del huracán. Su renovada apariencia y su habilidad para generar controversia aseguran que seguirá siendo una figura relevante en las redes sociales. Sin embargo, también levanta preguntas sobre cuánto más está dispuesta a cambiar para cumplir con las expectativas de su audiencia… o las propias.