En un nuevo gesto de distanciamiento con el gobierno de Javier Milei, el ex presidente Mauricio Macri volvió a expresar sus críticas hacia el círculo íntimo del líder libertario y cuestionó aspectos clave de su gestión, especialmente en lo referente a la institucionalidad y la designación de jueces para la Corte Suprema.
Macri realizó estas declaraciones en el marco del Latin Annual Meeting, un evento organizado por Latin Securities en Punta del Este, Uruguay, donde compartió panel con su par uruguayo Luis Lacalle Pou. Ante un auditorio de más de mil clientes e invitados especiales del grupo financiero, el ex mandatario argentino no dudó en señalar sus diferencias con la actual administración.
"La verdad es que a mí me hizo mucha ilusión que el cambio continuara, porque realmente pensaba que si el populismo continuaba de la mano de (Sergio) Massa, iba a terminar todo muy mal", comenzó explicando Macri, reconociendo coincidencias "en la esencia" entre el PRO y La Libertad Avanza.
Sin embargo, rápidamente marcó su principal punto de conflicto: "Tengo un problema al cual no le veo ninguna solución, que tiene que ver con el esquema de conducción". En este sentido, criticó la falta de "método" en la gestión actual, señalando que "no todo es voluntariado" y que esta situación, sumada al "deterioro de las instituciones", representa una oportunidad perdida.
Para Macri, el problema de fondo de Argentina radica en la "falta de confianza" y el "respeto de la ley". "Hace décadas no se respetan los contratos, las reglas, y eso hizo que el país no deje de retroceder", sentenció. En su opinión, esta situación no se resuelve "solo con una mente brillante", sino con "un conjunto de gente que es la que administra y que garantiza que se respeten las instituciones y que se cumpla con la Constitución".
En este contexto, el ex presidente volvió a cuestionar la designación de Manuel García-Mansilla en la Corte Suprema de Justicia, recordando que se nombraron jueces "faltando horas para que venciera el plazo" y utilizando un recurso excepcional que él mismo había empleado al inicio de su gestión, pero que luego retiró al considerar que "la sociedad no estaba preparada para eso".
Macri advirtió que "hoy la Argentina está en una gran tensión en términos de institucionalidad", lo cual, a su entender, opaca logros del Gobierno como "evitar la hiperinflación y cortar con el déficit fiscal". A pesar de esto, aseguró que el PRO está tratando de "ayudar" y que "nunca ningún partido hizo tanto por la gobernabilidad siendo oposición", mencionando el apoyo brindado en el Congreso en debates "muy inconvenientes para el electorado".
No obstante, insistió en su crítica central: "El problema es que no hemos logrado hacerle entender (a Milei) la importancia de la institucionalidad, porque sin eso no se puede conseguir que haya confianza".
En otro tramo de su intervención, Macri reflexionó sobre su propia experiencia en el poder y la volatilidad de las lealtades en la política actual, mencionando el auge de figuras "poco empáticas" como Donald Trump.
Finalmente, recordó con una anécdota sus últimas visitas a la Quinta de Olivos, dejando entrever una sensación de alivio por no estar ya en el ejercicio del poder.
Las declaraciones de Mauricio Macri en Punta del Este evidencian una vez más las crecientes diferencias con el gobierno de Javier Milei, centrando sus críticas en la gestión de la institucionalidad y el estilo de liderazgo del mandatario libertario, a pesar de reconocer algunos avances económicos. Estas tomas de distancia podrían tener implicaciones en el futuro del vínculo entre el PRO y La Libertad Avanza.