Las declaraciones del presidente Javier Milei, instando a los productores agropecuarios a liquidar sus cosechas de granos antes de julio, han generado un fuerte malestar en el sector. La advertencia del mandatario, en la que anticipa el retorno de las retenciones a las exportaciones tradicionales, fue calificada como una "señal de extorsión" que genera incertidumbre y distorsiona el mercado.
En una entrevista radial con El Observador, Milei recordó que la baja de retenciones a las exportaciones tradicionales finaliza en junio, y lanzó una clara advertencia: "Avisale al campo que si tiene que liquidar, liquide ahora, porque en julio vuelven las retenciones". Esta declaración fue interpretada por referentes del agro como una presión indebida, que podría llevar a una comercialización apresurada y forzada, en detrimento de los intereses de los productores.
Federico Zerboni, presidente de Maizar, expresó su preocupación en diálogo con La Nación: "La señal que está buscando el agro es otra: reglas claras, señal de inversión y no una señal de extorsión, que si no vendés hoy mañana te vuelven a subir los impuestos". Zerboni subrayó la necesidad de generar confianza y estabilidad en el sector, y criticó la insistencia del gobierno en medidas que considera "distorsivas".
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), coincidió en la necesidad de que los productores reciban precios justos para incentivar la producción y la exportación. "Los exportadores necesitamos que los productores reciban el precio lleno para que produzcan más y vendan más a la exportación. Nadie se beneficia con la suba de retenciones post 30 de junio", enfatizó Idígoras.
Diego Cifarelli, presidente de Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), también se sumó a las críticas, señalando que "sería una lástima no seguir por esta senda, porque se dio un gran paso con los anuncios de la salida del cepo en materia de agroexportación, donde creemos que es el camino lógico para recuperar el vigor que la Argentina debe tener y supo tener".
El malestar en el sector agropecuario pone de manifiesto la tensión entre el gobierno y uno de los principales motores de la economía argentina. Los productores reclaman reglas claras y previsibilidad, mientras que el gobierno busca asegurar la liquidación de divisas en un contexto económico desafiante.