En apenas tres meses, el gobierno de Javier Milei desembolsó casi la misma cantidad de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) que durante todo el año pasado. Entre enero y marzo de 2025, se distribuyeron $43.000 millones a siete provincias, una cifra apenas inferior a los $49.800 millones asignados en todo el 2024. Este cambio abrupto responde, en gran medida, a las emergencias climáticas que marcaron el verano y al creciente malestar entre los gobernadores por la escasa asignación de fondos durante el primer año de gestión.
La presión de las emergencias climáticas
Las catástrofes ambientales del último trimestre dejaron su huella en la agenda del Ejecutivo. Chubut, Neuquén y Río Negro, devastadas por incendios forestales, fueron las primeras beneficiarias. En enero, Chubut recibió $7.000 millones; en febrero, Neuquén obtuvo la misma cifra, mientras que Río Negro embolsó $5.000 millones.
La situación no fue menos crítica en otras regiones. Las inundaciones que azotaron Bahía Blanca llevaron al gobierno a girar por primera vez desde su asunción $10.000 millones a la provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof. Durante 2024, Kicillof había sido uno de los grandes excluidos de la repartija de ATN, lo que generó tensiones entre la Casa Rosada y el peronismo bonaerense.
Un reparto discrecional con fines políticos
Si bien las emergencias climáticas explican parte del incremento en la distribución de ATN, el presidente Milei mantiene un patrón discrecional en la asignación de estos fondos, similar al de sus antecesores. Sin embargo, en este caso, los montos han sido significativamente menores en términos comparativos. Por ejemplo, durante 2023, bajo la administración de Alberto Fernández, se repartieron más de $179.000 millones, muy por encima de los $49.800 millones del año pasado y los $43.000 millones desembolsados en el primer trimestre de este año.
Este año, además de las provincias afectadas por desastres naturales, otras jurisdicciones también recibieron recursos. Mendoza ($3.000 millones), Misiones ($3.000 millones), San Juan ($4.000 millones) y nuevamente Neuquén ($4.000 millones) formaron parte de la lista de beneficiarios. Estos montos, aunque simbólicos, reflejan una estrategia política para consolidar apoyos en el Congreso, donde algunos gobernadores han jugado un papel clave en sostener iniciativas del oficialismo, como el veto a la ley de financiamiento universitario impulsada por sectores opositores.
Uno de los casos más destacados es el de Chaco, donde el radical Leandro Zdero recibió $120.000 millones como anticipo de coparticipación. El desembolso se realizó mediante el decreto 190/2025 y estuvo acompañado por un acuerdo político con vistas a las elecciones provinciales del 11 de mayo. Según fuentes oficiales, el gobierno chaqueño enfrentaba "complicaciones financieras transitorias" que dificultaban el cumplimiento de sus compromisos presupuestarios.
El malestar acumulado por los gobernadores
Durante 2024, los gobernadores mostraron su descontento por la magra distribución de ATN, aunque prefirieron canalizarlo en conversaciones privadas antes que públicas. Hacia finales del año pasado, incluso evaluaron introducir el tema en las negociaciones por el presupuesto nacional, pero finalmente optaron por evitar un enfrentamiento directo con el Ejecutivo.
En diciembre, el gobierno cerró el año con $811.061 millones sin repartir, una cifra que motivó airadas críticas entre los mandatarios provinciales. Ahora, según estimaciones oficiales, la suma acumulada supera los $900.000 millones. Para muchos gobernadores, esta retención de fondos contrasta con las necesidades urgentes de sus distritos.
“Es plata que nos corresponde, hay provincias a las que les significa un número importante”, señaló a este medio un gobernador que, pese a mantener una relación fluida con la Casa Rosada, no figuró entre los más beneficiados.
Discrecionalidad versus necesidades reales
La distribución de ATN durante los primeros meses del gobierno de Milei evidencia una mezcla de criterios: por un lado, la atención a emergencias climáticas; por otro, el afán por fortalecer alianzas políticas estratégicas. Sin embargo, el contraste con la administración anterior y la magnitud de los recursos aún no distribuidos plantea interrogantes sobre la equidad y transparencia en el uso de estos fondos.
Mientras tanto, los gobernadores siguen esperando respuestas. Algunos, como Kicillof, lograron romper el hielo tras meses de exclusión; otros, como los de Salta y Catamarca, mantienen vínculos cordiales con el oficialismo. Pero el malestar generalizado sigue latente, alimentado por la percepción de que los recursos federales no siempre responden a las verdaderas necesidades de las provincias.
En este contexto, el manejo de los ATN seguirá siendo un termómetro de la relación entre el gobierno nacional y los distritos, así como un indicador clave de las prioridades políticas y económicas de la administración Milei.