Daniel Santucho Navajas, hijo del santiagueño Julio Santucho y de la detenida y desaparecida Cristina Navajas, presentará hoy, a las 20, su libro: "133. Mi camino hacia la verdad" (Planeta), en un reconocido espacio cultural que se encuentra en Belgrano sur 1991, ciudad Capital.
Santucho Navajas, quien en la obra cuenta la historia de su restitución, estará acompañado por Miguel, su hermano.
En la previa del evento, al que se podrá asistir de manera libre y gratuita, hablaron de manera exclusiva con el equipo de Nuevo Diario.
- ¿De dónde surgió la necesidad de escribir este libro?
Daniel (D): De la necesidad de escribir, de sacar cosas que empezaron a llegarme solas. Después de hacer terapia, volvía a casa y me venían recuerdos. Seguí consejos, como el de tratar de escribir todo lo que sentía. A los pocos meses de haber recuperado mi identidad (28 de julio de 2023), uno de nuestros primos me comentó que había interés de parte de la editorial de hacer un libro. Me entusiasmó la idea porque es algo que va a perdurar, que va a quedar para siempre. Tenía otro sentido: el poder contar cómo viví mi niñez, mi adolescencia. Hoy, parado desde la verdad y viviendo mi verdadera vida, me doy cuenta de un montón de cosas (en referencia a sus apropiadores). Es una forma de sumar al hacer memoria, de ayudar a quienes tengan dudas sobre su identidad. El libro me ayudó muchísimo a sanar heridas. Si hay algo que tengo en claro, es que no soy la misma persona desde el día en que supe la verdad. He crecido mucho, he vencido muchos miedos, culpas e inseguridades.
- Miguel, ¿cuántas veces leíste el libro?
- Miguel (M): Una vez, de un tirón, pero lo busqué un par de veces. Fue muy fuerte. Un montón de situaciones o anécdotas ya las había hablado con Dani, en privado. Leyendo el libro, lo entendí mejor. Me conmovió. Uno entiende que la búsqueda es dura, solitaria; pero otra cosa es entender la profundidad de esa soledad. Me conmovió mucho, por eso, quizás, lo leí solo una vez. Valoro mucho ese libro porque siento que hay un intento de sanar y no de culparse. Me generó una empatía muy grande.
- ¿Qué repercusión tuvo?
- D: Muy linda. Me han dicho que se emocionaron muchísimo. Me mandaron mensaje profesores diciendo que lo iban a trabajar en clases con sus alumnos. Jóvenes me dijeron que no podían parar de leerlo.
- M: En este momento, hay una batalla cultural. No sé si nos va a servir para abrir los archivos y encontrar nuevas informaciones, pero sí es fundamental para poder dar el debate. Hoy en día vemos cómo se festejan las decisiones autoritarias, la falta de diálogo, la posición por la fuerza de las ideas. Es nuestra tarea, como organismo de derechos humanos, hablar sobre lo grave que es generar un enemigo interno o discursos de odio. Seguimos buscando a personas que, como Dani, están atravesando un proceso complicado. Es una herramienta importante para seguir dando el debate.
- ¿Se toparon con haters?
- D: En las presentaciones, no me han dicho nada. Hay toda clase de preguntas, y no tengo problemas en responderlas. Pero sí ha pasado de estar con mis hijas, que manejan TikTok, y que me muestren comentarios ofensivos. Por ejemplo: en uno de los videos, cuento la felicidad que sentí el día que hice mi documento de identidad. Tuvieron que sacar la foto tres veces porque no paraba de sonreír, pero uno de los comentarios decía que estaba feliz por la plata que me habían pagado. Son cosas chocantes, ofensivas; pero lo que más me dolió es que mis hijas lean eso. No hace falta que se los diga, pero les aclaro que no es real y que es la ideología de esas personas, que defienden cosas indefendibles. Me da bronca, pero si contesto esos mensajes, genero más repercusión.
- M: Es un doble desafío. No entrar en la provocación, porque algunos comentarios duelen, que es lo que quieren. Hay que tratar de contar hasta cinco y no contestar desde el enojo, que es la forma equivocada de reaccionar. El segundo desafío es darme cuenta de lo que nos falta como organismo de derechos humanos, sociedad civil organizada y batalla cultural. De alguna manera, me motivan a seguir haciendo actividades. Cuando voy a los colegios, veo que mucha gente empatiza con lo que digo, y ahí se me pasa.
- Es parte de la bajada de línea del Gobierno nacional, ¿no?
- D: Este gobierno vino con odio acumulado y con las mismas ideas de los militares de los 70, como el hecho de quitarle derechos a la población y el plan económico. Siempre mirando hacia afuera y no hacia adentro del país. No hay que sumarse a ese odio. Cada mentira que surge cae ante una verdad. Es importante que los jóvenes sepan lo que ocurrió y que no quede como algo del pasado, porque el daño aún está presente. Hoy veo crecer a mis hijas, felices con la verdad, llevando su verdadera identidad, pero me doy cuenta de que les quitaron la posibilidad de conocer a su abuela (Nélida Gómez de Navajas), por ejemplo.
- M: Cuando nos propusimos reivindicar la lucha de nuestros padres, no teníamos las herramientas de ahora. No teníamos esa construcción que se pudo hacer en 20 años de políticas de Estado de Memoria, Verdad y Justicia. Hoy en día estamos en mejores condiciones para dar este debate, pero nos tiene que hacer reflexionar: "¿Por qué es que vuelven a surgir estos discursos de odio?". Es el momento de dejar de lado las diferencias y concentrarse en lo importante.
Si tenés dudas sobre tu identidad o conocés a alguien que podría tenerlas, comunicate con la Red por el Derecho a la Identidad de Santiago del Estero, espacio que representa a Abuelas de Plaza de Mayo en la provincia.