El periodista y conductor Robertito Funes Ugarte atraviesa días difíciles tras ser blanco de agresiones tanto en la vía pública como en redes sociales. En una entrevista en Pasa Montagna, relató los episodios que vivió y expresó su preocupación por el clima de violencia e intolerancia que atraviesa el país.

El hecho más reciente ocurrió el domingo por la mañana, cuando salió de trabajar en LN+ y descubrió que su camioneta había sido vandalizada. “Me embadurnaron la puerta del conductor del auto con caca de perro. Sabían que era mi camioneta”, contó indignado. “Espero que no sea humana… Estaba la policía en la puerta del canal y le pedí al chico que me vino a ayudar que revisara la cámara de seguridad para ver quién fue”, agregó.

Este ataque se suma a otros hechos similares sufridos por periodistas y medios en las últimas semanas. Pero en el caso de Funes Ugarte, el hostigamiento también se trasladó al plano digital: su número telefónico fue filtrado en redes sociales, lo que desencadenó una ola de mensajes violentos y llamadas intimidantes.

“Nunca estuve en el ojo de los militantes. Esta semana recibí llamadas y mensajes fuertes”, reveló. “Es la primera vez que me pasa en mi vida y me da un poco de miedo. Creo que se mezcla todo. La gente mira el árbol y no el bosque”.

En un contexto cada vez más polarizado, Robertito marcó una diferencia: “No somos militantes, somos periodistas que contamos la realidad. Tenés que ser un extremo u otro, no podés querer que a la gente le vaya bien”, afirmó.

Por otra parte, reflexionó cómo estos eventos consecutivos lo marcaron a la hora de realizar su labor. “Esta semana tuve miedo de salir a hacer móvil. Nunca me había pasado algo así. Me preocupa cómo se están dando las cosas. El nivel de odio es peligroso”.

Días atrás, Funes Ugarte ya había sido protagonista de un hecho que se viralizó en redes sociales: un video en el que se lo ve enfrentando a un grupo de hombres que lo habían insultado en la calle. En las imágenes, el conductor les recriminó su actitud: “¿Por qué insultás a la gente? Eso que hacés es ilegal”, les dice, antes de recibir una serie de agresiones verbales: “Andá, amigo, que tenés un hambre bárbara. Chau, rosquete. Rosca floja. Andá para allá”.