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A 39 años del gol eterno: Maradona, Inglaterra y una página imborrable del fútbol mundial

En un contexto histórico cargado de simbolismo, apenas cuatro años después de la Guerra de Malvinas, el enfrentamiento futbolístico entre Argentina e Inglaterra trascendió el deporte.

Un 22 de junio de 1986, en el Estadio Azteca de Ciudad de México, Diego Armando Maradona escribió una de las páginas más gloriosas del fútbol mundial. En los cuartos de final del Mundial de México, el astro argentino convirtió dos goles ante Inglaterra que pasaron a la eternidad: uno con la polémica “Mano de Dios” y otro, que fue consagrado como el “Gol del Siglo”, tras una obra maestra individual que aún hoy asombra al mundo.

En un contexto histórico cargado de simbolismo, apenas cuatro años después de la Guerra de Malvinas, el enfrentamiento futbolístico entre Argentina e Inglaterra trascendió el deporte. Y fue Maradona, con su talento inigualable y su espíritu rebelde, quien se encargó de dejar una huella imborrable.

El primer gol llegó a los 6 minutos del segundo tiempo, cuando Maradona se elevó en el área rival y, con un sutil toque con la mano izquierda, venció al arquero Peter Shilton. “Un poco con la cabeza de Maradona y otro poco con la mano de Dios”, diría después el propio Diego, bautizando una jugada que desató la controversia internacional.

Pero lo mejor estaba por venir. Cuatro minutos después, en el minuto 55, Maradona tomó la pelota en su propio campo, dejó atrás a cinco jugadores ingleses —incluido al arquero— y definió con su zurda mágica. Ese gol fue elegido en 2002 por la FIFA como el mejor de todos los mundiales, y su relato en la voz de Víctor Hugo Morales —“Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”— quedó inmortalizado en la cultura argentina.

Con ese triunfo 2-1, Argentina avanzó a semifinales y luego se consagraría campeona del mundo, guiada por la zurda de un jugador que no solo dominaba la pelota, sino que encarnaba el alma de un pueblo.

Hoy, a 39 años de aquel histórico partido, los argentinos siguen recordando con orgullo y emoción aquella hazaña. Maradona ya no está físicamente, pero su legado permanece intacto, en cada potrero, en cada relato, en cada repetición de ese gol que, como pocos, merece ser visto una y mil veces.

 

 

Maradona
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