George Russell dio un golpe bien fuerte arriba de la mesa puertas adentro de Mercedes. Su sensacional triunfo en el GP de Bélgica, 14ª fecha del ejercicio 2024 de Fórmula 1, sirve para el presente y para el futuro del inglés. Su manejo brillante de la carrera, de la estrategia y la elección que hizo para su propia competencia formaron un combo que le permiten abrir el pecho al piloto de King's Lynn y mandar un mensaje directo a los popes de las Flechas de Plata: hay piloto número 1 para 2025.
El tempranero anuncio de Lewis Hamilton sobre su mudanza a Ferrari para 2025 abrió un hueco enorme dentro de Mercedes, difícil de llenar. Un piloto que ganó seis títulos y 83 Grandes Premios con el equipo alemán, que fue la calve del éxito y pieza fundamental… No es sencillo llenar esos enormes zapatos. Toto Wolff bajó la espuma y decidió tomarse un tiempo para evaluar alternativas a la espera de Kimi Antonelli, la fulgurante aparición que deslumbró en categorías menores. Pero más allá de quién llegara, en Mercedes necesitaban tener la seguridad de que contaban con alguien que tomara el bastón de mando y pudiera capitanear el barco que abandonará el comandante Hamilton, publica ESPN.
Y Russell lo hizo en Bélgica. Más allá de la cara seria que mostró Wolff al mundo después del final de la carrera, sabe que podrá irse de vacaciones tranquilo. Mercedes tiene piloto número uno fuerte, capaz de liderar al equipo en la búsqueda de reverdecer viejos laureles. El inglés más joven de la formación mandó un mensaje claro a futuro con su éxito en Spa: sea el joven Antonelli o que Mercedes se juegue una carta más fuerte y busque a Carlos Sainz, que llegue quién sea, hay piloto número uno. Y Wolff tenía algunas dudas en su interior, por algo el coqueteo con Max Verstappen. Sí, es cierto, si el neerlandés fuera una opción es difícil dejarla pasar, pero en el fondo había un dejo de duda con respecto a la falta de un líder.
Lo de Russell en Bélgica fue notable. Largó desde el sexto cajón y nadie lo tenía en el bolillero de candidatos a ganar. Pero comenzó a construir una carrera épica. Porque llegó a la punta de la carrera después de que todos los rivales se detuvieron por segunda vez en boxes. Claro, faltaba su segunda parada y ahí todo se perdería. Pero George comenzó a estirar la detención y llegó el momento cumbre. Por radio le preguntaron por la estrategia y él decidió quedarse en pista. Su laureado compañero se le venía encima, le descontaba de a ocho décimas por vuelta, hasta que quedó detrás. Lo único que le pidieron a Hamilton fue la superación fuera limpia, no fuera cosa que un toque terminara en doble abandono. Pero Russell, con sus neumáticos dando los últimos estertores, lo aguantó. Hacía una mínima y clave diferencia en la entrada a la recta de Kemmls, suficiente para aguantar el DRS del heptacampeón. Así fueron las últimas cuatro vueltas, y el múltiple campeón no pudo.
“Es increíble. Esta mañana era imposible pensar en este triunfo. El auto se sintió muy bien y los neumáticos estaban perfectos, por eso dije que podía seguir. Lewis estuvo perfecto y merecía el triunfo, pero esto es un gran 1-2 para Mercedes. Hablamos mucho por radio con el equipo durante la carrera, fue un gran trabajo”, dijo Russell, quien llegó a su tercero éxito en la categoría, el segundo de la temporada después del conseguido en Austria.
Mientras Russell se tiraba al piso para celebrar su éxito, Hamilton se bajaba de su W15 con cierta incredulidad por un triunfo que parecía tener en el bolsillo. “Era muy duro acercarse bien en el final para superar a George. Tras la primera parada mis neumáticos estaban bien, pero no pensé que se pudiera hacer una sola parada”, fue la lacónica declaración de Lewis, quien selló el 60º 1-2 de Mercedes en la historia de F1.
Mercedes llega al parón de vacaciones del verano boreal con tres triunfos en la última cuatro carreras: Russell venció en Austria, Hamilton celebró en Silverstone y George repitió en Bélgica. Y su velocidad, manejo de los pilotos y las buenas estrategias que manejan desde boxes invitan a pensar que habrá más en las 10 fechas que quedan para cerrar el Mundial.
La recuperación de Mercedes parece haber llegado tarde como para que sus pilotos piensen en la posibilidad de pelear por el título. Verstappen está lejos a esta altura, pero también es cierto que Red Bull no está en su mejor momento. El tricampeón voló en la clasificación con la pista húmeda, pero con el piso seco todo cambió en carrera. Max picó 11º después de lograr la pole y penalizar diez puestos por cambio del motor de combustión y logró escalar hasta el quinto puesto final. El neerlandés sumó su cuarta carrera en fila si triunfos, situación que no vivía desde 2020. Así y todo, agrandó su diferencia al frente de la tabla porque Lando Norris, su escolta, fue sexto. “Maximizamos el resultado. El quinto lugar no está mal. No se puede esperar que largue 11º y vuele a la punta. Tal vez podría haber ganado un lugar más. Fue un día positivo, delante de Lando”, dio Verstappen, quien llega a las vacaciones con 78 puntos de ventaja sobre le inglés de McLaren, quien cometió un error en la largada (pisó afuera en la primera curva) y perdió terreno.