En una jornada marcada por la emoción y la solemnidad, los restos del papa Francisco fueron trasladados este jueves a la basílica Santa María la Mayor, en un cortejo fúnebre que reunió a más de 200.000 personas en la plaza de San Pedro y a más de 150 jefes de Estado y delegaciones extranjeras, en una despedida sin precedentes en la historia contemporánea de la Iglesia.
La Misa Exequial concluyó cerca del mediodía, tras una conmovedora homilía a cargo del cardenal decano Giovanni Battista Re, quien destacó la vida y el legado de Francisco como un pontífice profundamente cercano al pueblo. "Fue un papa en medio de la gente, con el corazón abierto hacia todos", expresó Re, y subrayó la atención especial que el sumo pontífice brindó a "los últimos de la tierra, los marginados".
El cardenal también recordó que, a pesar de su sufrimiento final, Francisco "eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día", gesto que provocó un sentido aplauso de los presentes.
El féretro fue colocado en el papamóvil descubierto que Francisco utilizó en su visita a Filipinas en 2015, y recorrió los seis kilómetros que separan la plaza de San Pedro de la basílica de Santa María la Mayor, donde descansará en una tumba sencilla, cuya lápida llevará únicamente su nombre en latín: Franciscus.
Entre los líderes mundiales presentes se destacó la participación del expresidente estadounidense Donald Trump, quien, a pesar de sus tensiones pasadas con el papa por temas como la política migratoria, lo describió días atrás como un hombre "fantástico" que "amaba el mundo".
Durante la ceremonia, el cardenal Re también puso en valor las luchas de Francisco por la paz mundial, haciendo referencia a sus constantes llamados a la sensatez y la negociación en conflictos como la guerra en Ucrania y la crisis en Gaza. "El papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles", destacó, arrancando nuevos aplausos entre la multitud.