En medio del luto por la muerte del papa Francisco y la expectativa por el inminente cónclave que definirá al nuevo líder de la Iglesia Católica, el nombre del cardenal Robert Sarah vuelve a resonar con fuerza. Con 79 años, es uno de los tres africanos en carrera para ocupar el trono de San Pedro y también uno de los más controvertidos por sus declaraciones ultraconservadoras y su posición crítica frente a algunas reformas impulsadas por el pontífice argentino.
Nacido en Guinea el 15 de junio de 1945, Sarah fue arzobispo de Conakry entre 1979 y 2001, y fue elevado a cardenal en 2010 por el papa Benedicto XVI. Su figura ha cobrado notoriedad en los últimos años, especialmente tras la publicación del libro Desde lo más profundo de nuestros corazones, en el que defendía el celibato sacerdotal justo cuando Francisco comenzaba a abrir el debate sobre ese tema dentro del Vaticano.
Aunque ha negado ser opositor directo del Papa, las diferencias entre sus posturas son marcadas. "Estoy tranquilo porque yo sé que soy fielísimo al papa. No pueden sacarme ni una sola palabra, una frase, un gesto en el que yo me oponga al papa", afirmó en una entrevista en 2021. Sin embargo, sus dichos y su línea ideológica han alimentado esa percepción.
Polémicas declaraciones y su visión de la Iglesia
El cardenal Sarah ha sido protagonista de diversas declaraciones polémicas que reavivan el debate sobre el futuro de la Iglesia. En entrevistas poco frecuentes, se ha manifestado con dureza contra temas como la inmigración, el aborto, la homosexualidad y el relativismo cultural.
En una entrevista televisiva en 2021, Sarah expresó que quienes "usan la Biblia para justificar la inmigración masiva están hechizados" y advirtió sobre una "invasión silenciosa" de Europa. "Un árbol sin raíces muere", sentenció, al señalar la pérdida de identidad y natalidad en Occidente.
Respecto a la familia, sostuvo que la crisis de vocaciones religiosas se debe a la inestabilidad familiar. "Los niños están desamparados, no saben cómo vivir porque no tienen el apoyo de su papá y su mamá. Un niño necesita equilibrio", afirmó.
En el Sínodo sobre la Familia de 2015, señaló como "males contemporáneos" al aborto, la homosexualidad y el islamismo. Además, calificó a la ideología de género como "una negativa luciferina a recibir la naturaleza sexual de Dios". Para Sarah, la Iglesia no debe ceder ante los cambios culturales: “Nuestra relación con Dios es una relación de amor, y si reducimos ese amor es porque ya no estamos enamorados”.
La sombra de Francisco y el nuevo mapa eclesial
Si bien Sarah compitió en el cónclave de 2013, fue Jorge Mario Bergoglio quien se alzó como papa. Desde entonces, sus caminos se cruzaron de forma tensa. Francisco, conocido como "el papa del Sur", desarrolló una estrecha relación con África, continente que visitó cinco veces y en el que defendió a los refugiados, migrantes y víctimas del saqueo de recursos.
El pontífice argentino tuvo gestos emblemáticos, como besar los pies de refugiados musulmanes y visitar cárceles en Semana Santa. En cambio, Sarah representa una visión más tradicional, centrada en la doctrina, la autoridad y una crítica constante a lo que considera la "decadencia de Occidente".
En esta nueva etapa, el cónclave reunirá a 135 cardenales electores, de los cuales 108 fueron designados por Francisco, lo que anticipa una posible continuidad en su legado. Aun así, el nombre de Sarah sigue presente entre los favoritos, especialmente para aquellos sectores que piden un giro conservador.
¿Un papa africano?
Además de Sarah, otros dos cardenales africanos figuran como posibles sucesores de Francisco. Uno es Peter Turkson, de Ghana, exasesor de Francisco en temas de justicia social y cambio climático. Fue nombrado cardenal en 2003 y es reconocido por su compromiso con el diálogo interreligioso y la ecología integral.
El otro es Fridolin Ambongo, de la República Democrática del Congo, arzobispo de Kinshasa y miembro del "C9", el consejo de asesores papales. A sus 65 años, representa un perfil más moderado y progresista dentro del continente africano, aunque también ha manifestado críticas a ciertos documentos vaticanos, como el que habilita la bendición a parejas del mismo sexo.
La posibilidad de que el próximo papa provenga de África genera expectativa dentro y fuera del Vaticano. Nunca ha habido un papa africano en la era moderna, y su elección marcaría un hito histórico en la Iglesia Católica, cada vez más abierta a las periferias, como lo deseaba Francisco.
Mientras tanto, el nombre de Robert Sarah genera debates encendidos. Para unos, representa la fidelidad doctrinal y la defensa de la tradición. Para otros, es símbolo de un pensamiento que podría retroceder años en los avances del diálogo eclesial. La decisión final, como siempre, quedará en manos del Espíritu Santo… y de los 135 cardenales que votarán en la Capilla Sixtina.