Cuatro cardenales argentinos forman parte del exclusivo grupo de 138 purpurados menores de 80 años que viajarán a Roma para participar en el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, tras su fallecimiento. Todos fueron designados por el propio Jorge Mario Bergoglio durante su pontificado, y reúnen las condiciones no solo para votar, sino también para ser considerados como posibles papables.
Se trata de Víctor “Tucho” Fernández, Vicente Bokalic Iglic, Ángel Sixto Rossi y Mario Poli, quienes participarán de la elección secreta que se realizará en la Capilla Sixtina una vez concluidas las exequias del pontífice argentino. Como marca la tradición, permanecerán incomunicados con el exterior hasta que se logre la elección del nuevo sumo pontífice.
Actualmente, la Iglesia Católica cuenta con 252 cardenales en todo el mundo, pero solo aquellos menores de 80 años tienen derecho a voto. En ese marco, Francisco logró conformar un colegio cardenalicio en el que el 80% de sus miembros fueron nombrados durante su pontificado, lo que garantiza un peso decisivo de su legado en la próxima elección.
Los cuatro cardenales argentinos que estarán en el cónclave
Víctor “Tucho” Fernández es considerado uno de los hombres más cercanos a Francisco. Nacido en Córdoba, tiene 62 años y una sólida formación académica y pastoral. Fue elegido arzobispo titular de Tiburnia en 2013, el mismo año en que Bergoglio fue elegido papa. Su carrera ha estado estrechamente ligada a la del pontífice argentino: en 2009 fue nombrado rector de la Universidad Católica Argentina, y en 2018 asumió como arzobispo de La Plata. Desde julio de 2023, se desempeña como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, uno de los organismos más influyentes del Vaticano, desde donde Joseph Ratzinger llegó al papado. Fue creado cardenal en septiembre de 2023.
Vicente Bokalic Iglic, de 72 años, representa un cambio paradigmático en la estructura eclesiástica argentina. En una decisión histórica, Francisco no solo lo nombró cardenal, sino también arzobispo de Santiago del Estero, desplazando a la tradicional sede de Buenos Aires como primado de la Iglesia en el país. Miembro de la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino e hijo de inmigrantes croatas, Bokalic se ha destacado por su trabajo pastoral con sectores vulnerables y su compromiso con la justicia social. En 2013 fue designado obispo de la diócesis santiagueña y en 2023 recibió el birrete cardenalicio.
Ángel Sixto Rossi, de 66 años, ocupa actualmente la vicepresidencia primera de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), desde donde coordina las funciones ejecutivas de la institución. En 2021 fue designado arzobispo de Córdoba, y en septiembre de 2023 fue creado cardenal con el título de Santa Bernadette Soubirous. Su perfil combina sensibilidad pastoral, capacidad organizativa y una fuerte influencia dentro del episcopado local.
Mario Poli, arzobispo emérito de Buenos Aires de 77 años, fue uno de los sucesores directos de Bergoglio en la capital argentina. Ordenado obispo en 2002 por el propio Bergoglio, fue trasladado a Santa Rosa en 2008 y luego promovido a Buenos Aires en 2013, tras la elección de Francisco como papa. En 2014 fue creado cardenal con el título de San Roberto Belarmino. Al cumplir los 75 años, presentó su renuncia, que fue aceptada rápidamente en medio de versiones sobre irregularidades en la administración de bienes eclesiásticos. Actualmente, preside la Comisión Episcopal para la Universidad Católica Argentina.
Los cardenales argentinos que no votan, pero estarán presentes
Además de los cuatro cardenales electores, hay otros cuatro cardenales argentinos que, por superar el límite de edad, no podrán participar del cónclave, aunque estarán presentes en las ceremonias fúnebres del papa Francisco.
Uno de ellos es Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná y expresidente de la Conferencia Episcopal, quien a sus 99 años sigue siendo una figura respetada. También estará presente Luis Pastor Dri, de 97 años, recordado por ser el confesor personal de Francisco y por su incansable labor pastoral en la iglesia de Pompeya. Se suma Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, de 90 años, y finalmente Leonardo Sandri, de 81, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales y con una extensa trayectoria en el Vaticano.
Con una representación significativa en el colegio cardenalicio, y figuras de fuerte peso dentro del mundo eclesiástico, la Iglesia argentina no solo tendrá voz en la elección del próximo papa, sino que también podría ver a uno de los suyos ascender al trono de Pedro, como ocurrió hace poco más de una década con Jorge Mario Bergoglio.