La Justicia ordenó en las últimas horas la liberación de Celeste Lorena López (44), la golfista a la que se investiga por intentar matar una mujer que tomaba mate en un campo de golf de Pinamar. La acusada había sido detenida el viernes de la semana pasada en su casa de esa ciudad costera y que llevaba seis días detenida en un calabozo para mujeres de una comisaría de Madariaga.
El fiscal del caso, Juan Pablo Calderón, le imputó el delito de homicidio en grado de tentativa, ya que consideró que, según testimonios, López le dio palazos en zonas vitales a Silvia Lo’Presti (61), una mujer que paseaba por la zona con una amiga y que de no haber sido por la intervención de un vecino que vio de lejos la situación y detuvo la agresión, podría haberla matado.
Según fuentes policiales consultadas por Infobae López recuperará la libertad y tendrá la obligación de asistir a varias entrevistas con psicólogos para la elaboración de un informe. Además, mientras dure la investigación, deberá presentarse regularmente en el patronato de liberados.
Mientras tanto, Calderón, titular de la Unidad Fiscal 4 de Pinamar, seguirá el curso de la causa. La pena en expectativa del delito que le imputó a López es de entre cuatro y 16 años de prisión.
Lejos de negarse a declarar, la acusada declaró ante el fiscal el sábado pasado durante una hora y media. Le dijo que no cometió el delito que se le imputa y fue más allá: relató una versión completamente diferente a la de la víctima y los testigos.
Aseguró que Lo’Presti estaba agresiva desde un primer momento, que la insultó y fue la víctima quien les propinó insultos racistas a ella y a su pareja, Mariano Girini (62). “Me gritó ‘sos una negrita de mierda, un gato, no tenés por qué estar acá, sos del conurbano”, detalló la detenida ante Calderdón, según contaron a Infobae fuentes con acceso al expediente.
La presunta víctima y denunciante, en cambio, había contado que los insultos racistas y clasistas se los había propinado López, antes de la agresión física. . “Negras ratas, no conocen la diferencia entre la playa y un campo de golf, vayan a tomar mates al Conurbano, esto no es Ostende”, es lo que aparentemente les gritó López.
“Me pegó con un palo de golf en la cabeza. El palo se rompe, yo me caigo, quedo atontada y veo que agarra otro palo para seguir pegándome, ahí pensé ‘estoy en el horno’”, contó Lo’Presti al sitio de noticias local Pinamardiario.
Sin embargo, en su declaración indagatoria la golfista descartó haber agredido a la mujer con los palos de golf. Explicó que Lo’Presti se le fue encima y que ella, para disuadirla, hizo movimientos con el palo.
El fiscal quiso saber por qué entonces un palo se rompió, puesto que la denuncia indica que se lo partió en el cuerpo a la denunciante. López entonces dijo que al hacer esos movimientos le pegó al carro que carga los palos y que se quebró “porque es flexible y liviano”. Y que un día después lo llevó a reparar a Mar del Plata, por lo que al hacer el allanamiento, la Policía no encontró el objeto.
Se esperaba que esta semana el fiscal Calderón secuestrara al palo partido después de pedir al juez una orden de secuestro del local de arreglos marplatense.
López narró que cuando se le quebró el palo, Lo’Presti se rio de la situación, pero que ella y Girini se fueron y que la mujer, oriunda de City Bell, la siguió en todo momento.
“Entonces tomé del bolso una varilla de alineación e hice movimientos para alejarla pero nunca la golpeé”, explicó. En ese momento, siempre según la versión de la acusada, Lo’Presti se trastabilló al echarse para atrás y cayó al suelo. El fiscal quiso saber entonces cómo fue que la víctima tenía golpes y la acusada respondió que no sabía, que quizá ocurrió al caerse. “Yo no quise matarla”, aclaró.
“Hay lesiones de la víctima, hay un testigo que asegura que vio los golpes, hay un palo de golf roto, la prueba está producida y deberá ser el juez quien la evalúe”, comentaron fuentes judiciales a este medio.
“Lo que les molestaba en definitiva es que estuviéramos ahí, porque ni siquiera estábamos interrumpiendo el juego. Nuestra idea era que pasaran, siguieran jugando y nosotros siguiéramos ahí al costado”, contó la víctima y agregó: “A mi amiga le tiraron una pelota a la altura de los tobillos, como diciendo ‘váyanse’. Adriana le dice ‘ay discúlpame, ya nos estábamos yendo’. Y ahí empezaron a decirnos ‘no saben la diferencia entre una plaza y un campo de golf’, ‘si quieren tomar mate váyanse al conurbano’, ‘negras ratas’, ‘esto no es Ostende, ‘nosotros pagamos 54 mil dólares para estar acá’. Todas esas barbaridades que se escucharon en el video”.