
Gracias Padre Dios por tu infinita bondad.
Gracias porque nos has regalado a María Antonia de San José para que, imitándola, llevemos a Jesús a todos los hermanos necesitados de la alegría de la salvación.
Te pedimos, Padre, que el ejemplo de Mama Antula, peregrina y misionera del Evangelio, nos anime a vivir las bienaventuranzas caminando juntos como Iglesia, sirviendo con generosidad a todos, especialmente a los hermanos más pobres y a quienes más necesitan de tu infinita misericordia.
Por la intercesión de Mama Antula, concédenos las gracias necesarias que sanen las heridas de nuestro cuerpo y alma, y nos anime en la fe, la esperanza y el amor para que como ella sepamos discernir tu voluntad y andar hasta donde Dios no es conocido y amado, junto a María, la Virgen de los Dolores.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén Mama Antula, ruega por nosotros.
Amén.