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Ganó la Quiniela y se volvió millonario, pero no le quedó ni un centavo por la traición de un amigo

La historia dio un giro inesperado cuando la confianza se rompió de la forma más dolorosa. Lo que parecía ser el inicio de una etapa de estabilidad se convirtió en una pesadilla marcada por la deslealtad y el golpe menos esperado.

Pocas cosas duelen tanto como una traición. No solo por lo que se pierde, sino por quién lo provoca. Cuando la deslealtad viene de alguien cercano, un amigo, un familiar, un compañero de vida, el impacto emocional es profundo y difícil de reparar. De hecho, la confianza rota deja marcas que no se borran fácilmente, sobre todo cuando estaba en juego algo tan valioso como una oportunidad única.

Eso fue exactamente lo que le ocurrió a un hombre que, tras atravesar una etapa difícil y quedarse sin trabajo, vio cómo su suerte cambiaba de forma inesperada: ganó un premio millonario en la lotería. Sin embargo, lo que parecía el comienzo de una nueva vida terminó siendo una pesadilla, cuando su mejor amigo lo traicionó de la peor manera y le arrebató lo que había conseguido con tanto esfuerzo y esperanza.

De la esperanza al abandono: la dura historia de un ganador de lotería traicionado por su mejor amigo.

El protagonista de la historia es José Pereira, un hombre que jamás imaginó que una decisión tomada con apenas unas monedas en el bolsillo cambiaría por completo el rumbo de su vida. En un contexto de desempleo y mientras recorría las calles de Porto Alegre (Brasil) para recolectar latas que luego vendía a centros de reciclaje, tuvo una corazonada que lo impulsó a jugar al Mega-Sena.

La suerte, por primera vez en mucho tiempo, estuvo de su lado. Al día siguiente, volvió a la agencia donde había hecho su apuesta y le mostró el boleto a la vendedora. La reacción fue inmediata: “Sí, usted ganó el pozo acumulado de la lotería”.

Sin esperarlo, el desempleado se había convertido en millonario y había acertado los seis números que correspondían al sorteo del popular juego de azar. Gracias al 7, 11, 24, 36, 42 y 58, el premio ascendió a más de 10 millones de reales o unos 2 millones de dólares al cambio de ese momento.

Convencido de que ese era el comienzo de una nueva etapa, José decidió emprender un negocio junto a uno de sus amigos más cercanos, en quien confiaba plenamente. Juntos compraron una funeraria en la ciudad de Viamão y le entregó su tarjeta bancaria para que pudiera cubrir gastos o pagar sueldos. Pero pronto, todo cambió.

Con el paso del tiempo, el socio jamás le devolvió la tarjeta y, en silencio, empezó a vaciar la cuenta. Según descubrió, su ser querido realizó extracciones sucesivas hasta dejarla en apenas 2 centavos. Tiempo después, el ex millonario descubrió que el negocio ni siquiera estaba a su nombre, sino registrado a nombre del amigo y otra persona más.

En poco tiempo, el sueño se convirtió en pesadilla y el protagonista volvió al punto de partida. Recorre las calles juntando latas como en aquellos días previos al premio, mientras lucha por obtener justicia. Denunció el fraude y espera que las autoridades brasileñas intervengan para recuperar parte de lo perdido. Su caso, cargado de dolor y traición, es uno de los más conmovedores de los últimos años en Brasil.

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