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Jueves Santo: qué se conmemora y por qué es una fecha clave en el calendario cristiano

Esta jornada, cargada de simbolismo y recogimiento espiritual, es celebrada por millones de fieles en todo el mundo como una antesala del misterio central de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

Cada año, el Jueves Santo marca el inicio del Triduo Pascual, uno de los momentos más significativos dentro del calendario litúrgico cristiano. Esta jornada, cargada de simbolismo y recogimiento espiritual, es celebrada por millones de fieles en todo el mundo como una antesala del misterio central de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

 

¿Qué se conmemora el Jueves Santo?

El Jueves Santo recuerda y celebra varios hechos fundamentales narrados en los Evangelios, todos ocurridos durante la última noche de Jesús con sus discípulos:

La Última Cena: Jesús compartió el pan y el vino con sus apóstoles, instituyendo la Eucaristía, sacramento central para el cristianismo. Durante esta cena, pronunció las palabras “Este es mi cuerpo... esta es mi sangre”, estableciendo la comunión como un acto de memoria y unión con su sacrificio.

El lavatorio de los pies: En un gesto de humildad y servicio, Jesús lavó los pies de sus discípulos, enseñándoles que el liderazgo cristiano debe ejercerse con espíritu de servicio y entrega a los demás. Este rito es revivido cada año en muchas iglesias, donde el sacerdote repite el gesto con algunos fieles.

La institución del sacerdocio: Durante esta misma noche, Jesús confirió a sus discípulos la misión de “hacer esto en memoria mía”, dando origen al ministerio sacerdotal. Por ello, el Jueves Santo también es considerado el día del amor fraterno y del sacerdocio.

La oración en el Huerto de los Olivos: Tras la cena, Jesús se retiró al huerto de Getsemaní, donde vivió momentos de angustia y oración profunda antes de ser arrestado. Es el inicio de su pasión.

 

Celebraciones litúrgicas

En la tradición católica, el Jueves Santo se celebra con una misa especial en horas de la tarde, denominada Misa de la Cena del Señor. En ella se realiza el lavatorio de pies y se consagra el pan y el vino que se utilizarán el Viernes Santo, ya que ese día no se celebra misa.

Luego, el Santísimo Sacramento es trasladado a un altar especial (llamado “monumento”), donde los fieles pueden realizar la adoración durante la noche, rememorando la vigilia de Jesús antes de su pasión.

Además, en muchas diócesis se realiza por la mañana la Misa Crismal, en la que los obispos bendicen los óleos que se usarán durante todo el año en bautismos, confirmaciones y unciones de los enfermos.

 

Una invitación al recogimiento y al servicio

Más allá de los ritos litúrgicos, el Jueves Santo es una jornada que invita a la reflexión sobre los valores del amor al prójimo, el sacrificio, la unidad, y el servicio desinteresado. Es también una oportunidad para renovar el compromiso de fe y prepararse espiritualmente para los días que siguen: el Viernes Santo, el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección.

Por su profunda carga espiritual y simbólica, el Jueves Santo es una fecha clave para comprender el corazón del mensaje cristiano: un Dios que se hace servidor, que se entrega por amor, y que invita a todos a vivir según ese ejemplo.

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