Cuando en marzo de 2013 por iniciativa e incentivo de mi padre y fundador de este grupo de medios que hoy me honra dirigir, José María Cantos —que en su prolífica vida supo escuchar cabalmente los reclamos de la sociedad santiagueña; especialmente del pueblo más desvalido e históricamente olvidado— iniciamos la campaña “Una Beata para los Santiagueños” en la que todos los integrantes de la familia de Nuevo Diario y LV11 salieron a todos los rincones de la provincia a recoger firmas para solicitarle a su Santidad, el Papa Francisco, que Mama Antula sea elevada a los altares; me convencí una vez más de que la escucha activa del reclamo de todo un pueblo puede representar emprender misiones duras, con grandes desafíos, pero no imposibles.
Aún recuerdo aquella fría mañana en la Plaza de San Pedro cuando junto con mi familia, “Don Cantos”, como cariñosamente lo llama y llamó esta tierra que tanto amó, entregó en manos propias al Santo Padre el libro certificado con las firmas del pueblo santiagueño pidiendo por “su Santa”.
La emoción fue enorme cuando escuché a mi padre decir “Ojalá que esta sea una plegaria atendida por Dios con su intercesión, porque es el pedido de todos los habitantes de la madre de Ciudades, y qué mejor que solicitarle respetuosamente esto, que sea el legítimo intercesor ante el Supremo, al primer Papa argentino y jesuita como usted”.
Recuerdo nítidamente la voz calmada, pausada y meditada del Papa cuando le respondió: “Don Cantos, pídale a los santiagueños que recen por mí”.
Paz y júbilo por haber cumplido con una misión que muchos ni hubieran comenzado por considerarla imposible.
Pero siempre hemos escuchado al pueblo y hemos procurado todos los medios para ser un puente sólido entre sus aspiraciones, deseos, esperanzas y la concreción de sus objetivos.
Hoy, casi 10 años después y rememorando aquella epopeya en nombre del pueblo santiagueño y para el pueblo santiagueño recuerdo una frase de Alejandro Dolina que honra la memoria y resume el espíritu luchador y empecinado de don Cantos: “Los hombres nobles eluden un esfuerzo realizando otro mucho mayor. Por no arrancar una rosa, construyen un palacio. Por no escuchar un reproche, ejercen la rectitud toda la vida. Por no bajarse del caballo, conquistan el Asia”.
Santiago y el país están de celebración: Mama Antula ya es santa.
