
Mañana se cumplen 25 años de la trágica muerte de Rodrigo Alejandro Bueno, el "Potro", ícono indiscutido del cuarteto argentino que con su voz, carisma y energía arrolladora marcó a toda una generación. Su partida, ocurrida en un accidente automovilístico en la autopista Buenos Aires–La Plata en el año 2000, dejó un vacío profundo en la música popular, pero su legado continúa más presente que nunca.
Rodrigo tenía apenas 27 años cuando el destino lo arrancó del escenario. Para entonces, ya se había convertido en un fenómeno imparable, llevando el cuarteto cordobés a cada rincón del país. Con hits como “Lo mejor del amor”, “Soy cordobés”, “La mano de Dios” —en homenaje a Diego Maradona— y su inolvidable “Ocho cuarenta”, logró conectar con públicos de todas las edades y clases sociales.
El Potro rompió moldes. No solo llenó estadios y discotecas, sino que conquistó al público televisivo y al circuito comercial porteño, un territorio históricamente esquivo para el cuarteto. Su magnetismo trascendía la música: su imagen, sus gestos y su historia personal se fundieron con el mito que, un cuarto de siglo después, sigue creciendo.
Durante este aniversario, familiares, amigos y fanáticos de todo el país lo recuerdan con homenajes, canciones y encuentros. Córdoba, su tierra natal, encabeza las actividades conmemorativas, mientras que miles de personas lo evocan también en redes sociales, donde su figura vuelve a viralizarse cada año.
Rodrigo no solo fue un artista popular; fue un símbolo de una época, un emergente de las periferias que se volvió estrella sin perder su esencia. Su abrupta muerte lo convirtió en leyenda, y su música sigue sonando con fuerza en cada fiesta, en cada cancha y en cada recuerdo.
Veinticinco años después, Rodrigo sigue siendo eterno.