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notas #AcciónReligiosa

Concluyó el recorrido del obispo Corral por localidades de la zona del Salado

El jefe de la Diócesis de Añatuya comenzó su visita pastoral el 27 de noviembre último. La triste noticia fue que el 30 de noviembre falleció sor Blanca, a los 80 años.

En un recorrido que abarcó desde el 27 de noviembre hasta ayer, monseñor José Luis Corral, obispo de la Diócesis de Añatuya, concluyó su visita pastoral a las comunidades de la parroquia Candelaria. 

 

Este significativo evento marcó el cierre de una etapa en la zona del Salado, llena de encuentros fraternales y momentos de reflexión. 

 

La comunidad expresó su agradecimiento a Dios por este tiempo de comunión que fortaleció los lazos entre sus miembros.

 

Sin embargo, durante este período, la Diócesis vivió también momentos de duelo. El 30 de noviembre último, festividad de San Andrés Apóstol, en el Monasterio Madre de Dios de Añatuya, sor Blanca María de Jesús, monja de la Orden Dominica, entregó su alma al Señor. 

 

Primer viernes del mes

 

La comunidad se congregó el 1 de este mes, primer viernes del mes dedicado al Sagrado Corazón, para la misa exequial y el posterior sepelio en el cementerio del Monasterio.

 

Sor Blanca María, nacida en Pamplona-Navarra (España) el 26 de junio de 1943, profesó sus votos religiosos en 1965 en el Monasterio de Olmedo-Valladolid. En 1980, formó parte del grupo pionero de monjas que fundaron el nuevo Monasterio en Añatuya.  

 

“Su vida de silencio, entrega y servicio a Dios y a la Iglesia es recordada con gratitud”, dijeron desde el Obispado.

 

“La comunidad se une en agradecimiento a Dios por la vida de sor Blanca María, su testimonio y dedicación. Se confía en que Dios la reciba en su gloria, donde podrá contemplar la luz y belleza de su rostro, una búsqueda constante en vida. Se invoca la paz eterna para su alma y se confía en que la Santísima Virgen la presente ante su Hijo Jesucristo, en cuya luz infinita descansará”.

 

“El Monasterio y la Diócesis agradecen a las hermanas por su dedicación y servicio, confiando en las bendiciones divinas sobre ellas. La partida de sor Blanca María deja una huella imborrable, pero la fe en la vida eterna y el amor de Dios sostienen a la comunidad en estos momentos de dolor. Ven, bendita del Padre, a tomar posesión del Reino Celestial”, afirmaron desde la Diócesis. 

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