Las primeras impresiones, apuntan a que la película es «visualmente impresionante». Eso dice el crítico de cine Dempsey Pillot. Otras reseñas apuntan a que la animación de los personajes supera con creces la versión del 2019. Y sí, evidentemente seguimos hablando de la parte técnica, ¿y la historia? El mismo periodista, Dempsey Pillot, adelanta que la película es «Una exploración bíblica sobre el destino disfrazada brillantemente como una historia de los orígenes de Mufasa y Scar. Entretenida, visualmente impresionante y la música de Lin-Manuel Miranda no ha decepcionado». Al parecer, además de las previas referencias a Hamlet de la saga, ahora también hay algunas analogías religiosas y éticas, un poco como lo que hemos visto recientemente en éxitos como Wild Robot o incluso en Wicked.
Además, otro punto a favor, es que la usualmente exigente periodista, Jazz Tangcay, editora en Variety, fue una de las críticas que le dieron un espaldarazo a la cinta, a la que catalogó como “bellamente realizada”. “Las canciones de Lin-Manuel Miranda y la partitura de Nicholas Britell son absolutamente divinas y música para mis oídos. Alegría pura”, destacó en su cuenta de X, resaltando como su colega, la música de Manuel Miranda, y nadie extraña a Elton John a estas alturas.
Mufasa y la vuelta de tuerca
Lo cierto es que en un afán por hacer compleja la historia, y de victimizar un poco a los villanos muy al estilo de lo que el estudio ya hizo recién con Maléfica, otorgándole humanidad a la bruja enemiga de La bella durmiente, algunos fans no están tan contentos con el planteamiento de la historia, en la que se revela —ojo, que viene un pequeño spoiler— que el siniestro Scar quizás tenía una razón para ser tan malo: él era el heredero legítimo y Mufasa, un huérfano que llega por accidente a la manada, un advenedizo que se gana la simpatía del rey y finalmente, es elegido como un legal heredero, aunque realmente no tenía sangre real. Y no, mucho del fandom no está de acuerdo con esa vuelta de tuerca.
La verdad, es que al final del día, este guion revitaliza la historia de 1994 y le agrega complejidad a los personajes, cosa que se agradece. Y es que en los años recientes, la tendencia ha sido convertir a los villanos en una especie de anti-héroes de los que, conociendo sus historias y sus razones de actuar como actuan, se vuelven más empáticos. Y esa historia la vienen contando desde, Succession o Breaking Bad y Better Call Saul, hasta Cobra Kai.
El factor Moonlight
Lo novedoso radica también en que Disney volteó a ver hacia el mundo indie y recurrió al director de cine independiente, Barry Jenkins, ganador de un Oscar por la disruptiva película Moonlight, quien contrario a lo esperado, afirma que no recibió presión de ningún tipo de parte de Disney: “No me sentí especialmente presionado cuando me encargaron el proyecto al que he dedicado cuatro años”. Y es que una de las condiciones que puso, fue contar con su equipo habitual, además de contar con un gran elenco de voces detrás. «Hemos hecho esta película como la queríamos hacer, la hemos hecho con pasión y espero que eso refleje nuestra voz en ella», confesó el director estadounidense en una conferencia”.