La pérdida de contacto con el submarino ARA San Juan, el 15 de noviembre último, con 44 tripulantes a bordo, causó un profundo impacto y generó una búsqueda internacional sin precedentes en aguas del Atlántico Sur, al tiempo que determinó el alejamiento del jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur, y de otros altos oficiales navales.
Con el transcurso de los días, la falta de algún dato concreto sobre que ocurrió con el submarino acrecentó la angustia de los familiares de la dotación, que integraban 43 hombres y una mujer, la primera submarinista, oriunda de Misiones.
“Nadie descansa. Nadie baja los brazos”, aseguró la Armada al ratificar que seguirá la búsqueda, al cumplirse un mes de haber recibido la última señal del submarino, que desde Ushuaia se dirigía a su base de Mar del Plata. Esa señal fue ubicada a más de 400 kilómetros del Golfo San Jorge.
Con el correr de los días se organizó un gigantesco operativo, que involucró a naves de 18 países, entre ellos de las principales potencias mundiales, Estados Unidos y Rusia, con equipamiento de última generación, como los robots que pueden teledirigirse a más de mil metros de profundidad.
El 23 de noviembre, el vocero de la Armada, capitán de navío Enrique Balbi, informó que una organización internacional había detectado, a horas de la última señal del navío, “un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión”. La información llegó a la Argentina a través del embajador argentino en Austria, y causó un gran dolor a los familiares. A pesar del lenguaje elíptico, sintieron un mal presagio.
El presidente Mauricio Macri estuvo al tanto de todas las alternativas, visitó la base Mar del Plata y en varias oportunidades se reunió con los altos mandos de la Armada. Instruyó que se dediquen todos los esfuerzos para localizar al sumergible y contener a los familiares. También el ministro de Defensa, Oscar Aguad, tuvo reuniones con los familiares, pero nunca tuvo un contacto directo con la prensa. Las responsabilidades serán materia de una profunda investigación.
A diario, el vocero de la Armada brindó partes de prensa sobre la tareas de los buques en las aguas profundas del Atlántico Sur. “Más de cuatro mil hombres, 28 unidades y 9 aeronaves demostraron en esta operación su apoyo y profesionalismo, porque ningún marino deja un camarada en el mar”, dijo en uno de los mensajes.
El 1 de diciembre se dio por concluida la operación “búsqueda y salvamento de personas”, y se consignó que las tareas se centrarán en localizar a la nave en el lecho marítimo, con lo cual puso fin a las esperanzas de encontrar con vida a sus 44 tripulantes.
Comenzaron entonces a plantearse preguntas sobre las condiciones en las que se encontraba el submarino antes de partir de Ushuaia. La Armada abrió un sumario administrativo y, paralelamente, se formó una Comisión Investigadora integrada por tres submarinistas, uno de ellos el capitán Jorge Bergallo, padre del capitán de corbeta Jorge Ignacio Bergallo, segundo comandante del ARA San Juan.
La comisión investigadora será independiente del Ministerio de Defensa, con presupuesto propio e ilimitado.
También se abrió una causa en la Justicia Federal, a cargo de la jueza de Caleta Olivia, Marta Isabel Yañez, quien libró varios oficios y recibió material de Defensa, luego de que se levantara el secreto militar, que la habilitó a actuar.
Además del pase a retiro del almirante Srur, el Ministerio de Defensa suspendió al contraalmirante Luis Enrique López Mazzeo, comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada (COAA) y del capitán de Navío Claudio Villamide, Comandante de la Fuerza de Submarinos (COFS).
También se reemplazó al jefe de la Base Naval Mar del Plata, contraalmirante Gabriel González, por el capitán de navío Gabriel Attis.
Finalmente, el Gobierno dispuso que el vicealmirante José Luis Villán asuma como nuevo jefe del Estado Mayor de la Armada Argentina, en forma interina, y creó una comisión asesora que colaborará con la investigación sobre el ARA San Juan, cuya búsqueda continúa en una zona delimitada por un radio a 40 kilómetros cuadrados.
Los familiares de los 44 submarinistas del ARA San Juan, en la búsqueda de todas las instancias para llegar a la verdad de lo ocurrido, lograron que el Congreso se comprometa a integrar una comisión bilateral para investigar. No abandonaron, además, las marchas en Mar del Plata y en distintas ciudades del país.
Uno de los más vehementes, Luis Tagliapietra, padre del teniente de corbeta y tripulante del buque San Juan, Alejandro, explicó que jamás renunciarán a la búsqueda de los 44. “Queremos tener esperanzas, no renunciamos”, sintetizó.