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Opinión #Opinión

Tensión naval en el Mediterráneo

Los derechos de exploración de hidrocarburos en una plataforma subterránea desataron una serie de enfrentamientos

Una disputa por derechos de exploración de hidrocarburos que se encuentran en la plataforma subterránea del Mediterráneo Oriental ha dado lugar a una serie de enfrentamientos navales entre los gobiernos de Turquía y Grecia, ambos aliados en la alianza de defensa OTAN.

 

 

Esta situación se desató cuando a principios de agosto de este año Grecia puso en alerta roja a todo su aparato militar, mientras monitoreaba las maniobras navales con fuego vivo que su vecino lanzó al Este y Sur de las islas de Rodas y Kastellorizo, en el sudeste del mar Egeo. En aguas que ambos países consideran como propias (fuego vivo es la terminología que se utiliza en ámbito castrense cuando se utiliza munición letal). Acto que fue seguido por un encuentro naval en alta mar que incluyó una embestida por parte de la fragata de guerra griega Limnos que —siguiendo de su gobierno— efectuó contra la fragata de guerra turca Kemal Reis, provocándole daños laterales.

 

 

La respuesta a este ataque por parte de Turquía no se hizo esperar. Escalando una vez la situación, mandó una flota de guerra que incluía a la nave de exploración petrolera Oruc Reis. A lo que nuevamente la Armada griega respondió cortando los tendidos de cables desplegados por esta nave.

 

 

Debido esta insólita escalada bélica, Estados Unidos y Francia han decidido enviar naves de guerra a la región, a fin de asegurar la libre circulación, el comercio; demostrando que están dispuestos a intervenir para evitar un enfrentamiento militar que podría profundizarse poniendo en peligro los fundamentos mismos de la estabilidad europea, y envolver a otros países de la región.

 

 

Pero para comprender como llegamos a este punto, debemos remontarnos a finales de la Primera Guerra Mundial donde a raíz del Tratado de Sevres del año 1920, los aliados desmembraron al agonizante Imperio Otomano, repartiéndose los restos del mismo entre ellos. Situación que provocó una revolución de militares turcos que dio origen a la actual república, y que se vio acompañada con una campaña militar contra los aliados y sus satélites denominada “La Guerra Turca de Independencia”, que se saldó con el armisticio de Lausana del año 1923 donde quedaron definidas las actuales fronteras de la moderna Turquía.

 

 

Aunque nunca se terminaron de definir los límites marítimos de cada uno de los países en que se dividió el antiguo Imperio Otomano. Está de más decir que la actual Turquía se siente heredera de aquel pasado imperial y que sus políticas exteriores actuales consisten en recobrar el peso regional y mundial que la tuvo como potencia hegemónica en el Mediterráneo y el Medio Oriente por más de 500 años y que considera le fue arrebatada en forma injusta por las potencias centrales.

 

 

Es por esto que Ankara comenzó la exploración de la cuenca marítima en búsqueda de gas y petróleo dentro de lo que considera sus aguas territoriales, firmando un acuerdo de exploración en conjunto con Libia que le daría 50.000 kilómetros cuadrados extras de plataforma marítima. Y para eso ha mandado buques de guerra y exploración a la región a fin de bloquear acuerdos similares firmados entre Chipre y Grecia, y entre Grecia y Egipto en el mismo sentido.

 

 

Por otro lado y en el marco de esta guerra por los recursos marítimos, Egipto, que sintió sus intereses vulnerados declaró que todos los acuerdos bilaterales entre Libia y Turquía son nulos de nulidad absoluta y que no tolerará violaciones a su soberanía.

 

 

Grecia, sumando presión, anticipó que no permitiría exploraciones turcas sobre aguas que ellos consideran jurisdiccionales aunque todavía se encuentren bajo disputa internacional.

Mientras en todo este conflicto Egipto y Turquía se han sentado a la mesa de negociaciones para tratar de frenar cualquier escalada. Como hemos podido ver no sucede lo mismo entre Grecia y Turquía a pesar de la mediación de Alemania y la Comisión Europea quienes tratan de calmar las aguas entre estos estados aliados de la alianza europea.

 

 

Pero como si se tratare de una novela dramática turca todo esto tiene una vuelta de rosca más a fin de fijar al público a sus sillones y seguir comiendo palomitas. Y es que a todo este entuerto debemos sumar las declaraciones de Faed Mustafa, el representante diplomático de la Autoridad Palestina en Ankara, quien ha expresado que ellos están dispuestos a firmar un acuerdo de exclusividad para la explotación de la plataforma submarina Palestina del enclave de Gaza con Turquía y delimitar fronteras; con lo que nuevamente se podrían estar afectando los intereses de Egipto e Israel sumando a otro país de peso a este rompecabezas.

 

 

Debemos decir que este nuevo conflicto donde todos los países acusan a sus vecinos de querer avanzar sobre los territorios marítimos del otro en una lucha por el control de los recursos marítimos, las raíces de estas luchas se remontan a diferencias no resueltas que aún no tienen evolución clara.

 

 

Pero que en materia económica podría abrir dudas sobre la viabilidad de la explotación a largo plazo; lo que podría poner en duda inversiones de empresas privadas que preferirían desviar sus capitales en otras regiones del mundo con menos conflictos.

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