La política argentina. Siempre tan llena de giros inesperados, amistades traicioneras y alianzas que se forman y se rompen más rápido que una telenovela de horario estelar. En el episodio de hoy, nuestro protagonista, Javier Milei, ha decidido que es hora de hacer las paces con Mauricio Macri. Sí, el mismo Macri que hasta hace unos días era su archienemigo político. Pero claro, en el mundo de Milei, la coherencia es tan valiosa como una promesa de campaña.
En el gran circo de la política, Milei intenta recomponer su relación con Macri, mientras los diputados del PRO están ocupados resistiendo la eliminación de las PASO. Porque, evidentemente, lo que necesita Argentina en este momento es más peleas internas y menos elecciones primarias. Pero, ¿quién necesita unas PASO cuando tienes un buen drama político?
Mientras tanto, Martín Menem, ese joven promesa que lleva el apellido más controversial de la política argentina, enfrenta cortocircuitos con sus propios aliados. Entre tanto fuego amigo, Menem probablemente se siente más como un bombero que como un político. Ah, y no olvidemos la pelea con Kicillof, la respuesta de Massa al Gobierno y el plan de Sturzenegger con el fútbol. Porque, claramente, el país necesita desesperadamente una reforma futbolística para solucionar sus problemas.
Mauricio Macri, el hombre que parece tener un imán para el drama, quedó "helado" por el saludo cortés de Patricia Bullrich. ¡Qué sorpresa! La política argentina congelando a sus actores principales en pleno verano. Es tan reconfortante como una discusión familiar en Navidad. Macri, en su infinita sabiduría, no podía dejar de repetir lo "frío" que fue todo, mientras Bullrich actuaba con una "sensatez y sentimiento" digna de un Oscar. Toda una puesta en escena, digna de una obra de teatro del absurdo.
El PRO, por su parte, está en un estado constante de resistencia. La eliminación de las PASO se ha convertido en su nueva cruzada, mientras debaten internamente sobre cuál es la mejor manera de complicar aún más el sistema electoral. Porque, después de todo, ¿por qué facilitarle las cosas a los votantes? Mejor mantenerlos adivinando.
Martín Menem sigue buscando una reunión con los dialoguistas, pero parece que nadie quiere jugar a la pelota con él. Con conflictos en todas partes, Menem está aprendiendo que la política es más un campo minado que un campo de juego. Entre la comisión de Inteligencia y el reparto de poder, Menem debe sentirse como un funambulista en medio de un terremoto.
Y hablando de terremotos, Milei y Kicillof continúan sus andanzas. Milei en La Matanza, Kicillof en La Rioja, ambos midiendo sus pasos como si estuvieran en una complicada danza de salón. Mientras tanto, Victoria Villarruel se encuentra sola en su pelea. Es reconfortante ver que la lealtad en la política argentina es tan duradera como una nevada en el verano porteño.
Finalmente, llegamos a la "respuesta" de Sergio Massa. En un acto de increíble contención, Massa guarda silencio público, aunque no puede resistirse a hablar a través de intermediarios. Porque, claro, ¿por qué confrontar directamente cuando puedes hacerlo indirectamente y con más estilo?
En conclusión, la política argentina sigue siendo la tragicomedia favorita del público. Con Milei y Macri tratando de recomponer vínculos, los diputados del PRO resistiendo cambios, y figuras como Menem y Villarruel tratando de encontrar su camino en un laberinto de traiciones, queda claro que el espectáculo debe continuar. Y vaya si lo hace, con más giros y vueltas que una novela de suspenso.
