Todos los días Nélida, junto a su esposo e hijo, se reúnen en el comedor para desayunar. Estaba sentada a la mesa, cuando escuchó una “explosión”. No tuvo tiempo a reaccionar. El techo cedió y quedó atrapada entre los escombros. Sufrió fracturas y fue hospitalizada.
El reloj marcaba las siete de la mañana de ayer. El ama de casa de 59 años se estaba levantando, mientras que su marido permanecía en la cama y su hijo se preparaba en su habitación para ir a trabajar. Nélida preparaba el desayuno. Se sentó en el comedor de su vivienda que está ubicada en calle Héroes de Malvinas casi avenida 222, del barrio La Católica de la ciudad Capital.
En ese momento, escuchó un ruido extraño que provenía de la estructura de la propiedad la que durante el fin de semana habría comenzado a agrietarse. De inmediato, delante a sus ojos, se desplomó el techo del lugar. Los ladrillos y las viguetas habían cedido.
Nélida intentó escapar de la “trampa mortal”, pero no pudo hacerlo a tiempo. Lamentablemente, quedó atrapada entre los escombros. Solo atinó a gritar y pedir ayuda. Su esposo, de inmediato, salió a ver qué pasaba. El techo había aplastado sus pertenencias, mientras escuchaba el grito desesperado de su esposa que pedía ayuda.
Empezó a buscar junto a su hijo entre los escombros y encontraron a Nélida. La mujer tenía lesiones en diversas partes del cuerpo. Estaba viva de milagro. De inmediato, fue trasladada al hospital Regional Dr. Ramón Carrillo por el personal del Sease 107, donde se determinó que presentaba fracturas en las extremidades inferiores. Además, lesiones leves y excoriaciones.
En el inmueble –donde residen en total siete personas, entre ellos tres menores- se hicieron presentes los efectivos de la Comisaría Comunitaria 6 y de la División Bomberos de la Policía de la Provincia, quienes realizaron los trabajos de rigor.
“Casi morimos los tres aplastados”, dijo el dueño del lugar
Mientras miraba el esfuerzo de años derrumbado ante sus ojos, el esposo de Nélida contó los momentos dramáticos que vivieron mientras decía: “Todos los días nos sentamos en ese comedor a desayunar. Estábamos durmiendo, cuando escuchamos ese ruido. Salimos y escuchamos los gritos de mi esposa que pedía ayuda. La buscamos y la encontramos debajo de los escombros. Gracias a Dios está bien”, remarcó el propietario del lugar.
Al tiempo, agregó: “Casi morimos los tres aplastados. Está todo aplastado por el techo que cedió”.
