Una jubilada de 74 años, domiciliada en la calle 25 de Mayo de Pinto, departamento Aguirre, se despertó a la mañana y le pidió a su nieto que dejara sin llave la puerta principal para que ingresara la empleada para realizar las tareas domésticas. El niño de 11 años cumplió con el pedido de su abuela y volvió a acostarse. Minutos después, la mujer escuchó ruidos en el comedor y pensó que se trataba de la empleada, hasta que retornó el silencio. Media hora después se presentó la empleada en la habitación de la dueña de casa y le comunicó que acababa de llegar para iniciar las tareas. La jubilada comprobó que un desconocido le había sustraído un monedero con $ 100 mil que había dejado olvidado en el comedor.