Una mujer que era empleada de la Obra Social del Servicio Penitenciario Federal, en esta Capital, que con una pistola de juguete perpetró un asalto en su lugar de trabajo, amenazando y reduciendo a la médica auditora, a quien maniató y amordazó para después encerrarla en un baño, luego de lo cual se apoderó de una ínfima suma de dinero, será sometida a un juicio oral y público.
Ello será porque ayer la Dra. María Carolina Salas, jueza de Control y Garantías para la Circunscripción Capital, elevó a esa instancia la causa que se sustanció contra la inculpada.
La magistrada hizo lugar al planteo del Dr. Martín Silva, representante del Ministerio Público Fiscal, quien enumeró las piezas probatorias colectadas durante la investigación, solicitó que sean admitidas y que la causa seguida a Cinthia Carolina Giménez Fernández (44), con domicilio en el barrio Lomas del Golf de Capital, sea definitivamente elevada a juicio.
La empleada infiel está acusada del delito de robo calificado por el uso de arma de utilería, en perjuicio de dicha obra social y de la médica Norma Susana Rojas, hecho ocurrido en la mañana del 16 de noviembre de 2022, en calle La Plata al 100 de la Capital.
Sale y vuelve para asaltar
La inculpada salió de su lugar de trabajo simulando dirigirse hacia el Correo Argentino, pero minutos después regresó cubriendo su cara con una prenda, con un gorro en la cabeza y otra vestimenta, ingresando a la oficina donde estaba la médica y la amenazó con el arma mientras emitía sonidos y hacía señas, evitando tener que hablar porque sería reconocida por la profesional.
Luego de amordazar y maniatar a la Dra. Rojas, la inculpada se dirigió hacia la oficina y buscó dinero en cajones y armarios, encontrando solo la suma de 1.500 pesos. Además se apoderó de la cartera de la médica, que contenía sellos, dos estetoscopios y un celular, entre otros objetos.
La inculpada regresó al baño para amedrentar a la víctima, pero esta había logrado cerrar la puerta y no la dejó entrar.
Le escribe un papel
Por ello, la inculpada escribió un papel que decía “dame la pla y me boy”, sin lograr nada.
Luego se fue y al rato regresó a la obra social con la ropa que vestía antes, y fue hasta el baño para liberar a la médica diciéndole que los sujetos estaban afuera, que la habían amenazado y quitado las llaves del inmueble, exigiéndole la entrega de dinero, por lo que le pidió a su sobrina —con la cual vivía— que les entregara la suma de 500 mil pesos. Toda esa engañosa fábula se desmoronó cuando la familiar negó haber entregado tal dinero a nadie.