
Postrada en una silla de ruedas y con dificultad para hablar y escuchar, una abuela de 95 años le pedía piedad a su hijo. Enfurecido, le propinó una brutal paliza tras torturarla con un arma de fuego. Le arrojó agua hervida y luego se acostó a dormir como “un buen hijo”.
El aberrante hecho se produjo en una vivienda del barrio Lourdes de la ciudad de Suncho Corral, departamento Juan Felipe Ibarra. El caso está siendo investigado por la Unidad de Violencia de Género de Capital.
El caso salió a la luz tras la denuncia penal de la nieta de la víctima en la Comisaría Comunitaria N° 28. “Mi tío agredió a mi abuela”, reveló la mujer. La Policía se dirigió hacia el inmueble, donde encontró a la víctima en la cama, con múltiples lesiones y desprendimiento de piel, por quemaduras.
El hecho se habría producido en la mañana de anteayer, cuando el agresor de 54 años le pidió dinero a su madre, en una vivienda ubicada en la calle Gaucho Rivero. El sujeto, que tiene problemas de adicción al alcohol, habría estado ingiriendo bebidas alcohólicas, pero al quedarse sin vino, reaccionó de la peor manera.
Desesperado por conseguir plata para seguir bebiendo, decidió torturar a su madre. La mujer tiene 95 años y está postrada en una silla de ruedas. Tiene dificultad para hablar y escuchar. Además, padece Alzheimer. Él se había quedado en la casa junto a su madre para cuidarla, como ella lo había hecho para que nada malo le pasara cuando era niño. Tenía que velar para que la vida de la abuelita sea digna. Debía cuidarla y cobijarla con mucho amor, pero sucedió todo lo contrario.
Depositó toda su ira en ella. La golpeó salvajemente, mientras la amenazaba con un arma de fuego. La mujer, mientras suplicaba que “no la matara”, le decía que no tenía dinero. Su hijo, lejos de cesar la agresión contra la mujer, que lloraba desconsoladamente esperando el peor final, continuaba golpeándola. Colocó en una silla, delante de ella, cinco cuchillos. Intentaba atemorizarla, hasta conseguir el dinero. Pero la abuela no tenía un peso.
La torturó con amenazas y golpes. Tratando de sacarle algo de valor a su madre, tomó agua hervida que tenía en un tarro y, sin piedad alguna, se la arrojó encima. La abuelita quedó gritando de dolor por las quemaduras.
El sujeto levantó a su madre, malherida como estaba, y la acostó en la cama. Él se acostó a su lado, dejando la escopeta al costado de la cama para que ella la viera y no pidiera ayuda. Luego se durmió.
Una nieta de la víctima, que había escuchado los gritos, pidió ayuda.
Los policías de inmediato se dirigieron a la casa, donde encontraron al sujeto descansando al lado de su madre.
La mujer fue auxiliada y trasladada a un centro de salud. Mientras que el despiadado agresor fue apresado e imputado del delito de lesiones.
La víctima presenta quemaduras con desprendimiento de piel en piernas y brazos, además de golpes en diversas partes del cuerpo. Fue internada en un centro de salud de la Capital.
La Policía, además, secuestró una escopeta calibre 16 mm, cinco cuchillos de diferente tamaño, una caja de cartuchos y otros elementos relacionados a la causa.