Dos personas trataron de burlar a los celderos de dependencias policiales, a fin de hacer pasar droga para sus familiares detenidos, pero no lograron el objetivo.
Uno de los hechos sucedió en la subcomisaría La Costa de la costanera de la ciudad Capital. Un hombre de apellido Coneza (34 años), domiciliado en el barrio Siglo XX, se presentó en la guardia para dejar alimentos para su hermano detenido por narcomenudeo (infracción a la ley 23.737). Entre la comida, había bollos de pan con formas irregulares, lo que llamó la atención de los uniformados. Abrieron los panes y en uno de ellos descubrieron un envoltorio que contenía una sustancia vegetal. Los efectivos solicitaron la presencia de sus colegas de la Dirección General de Drogas Peligrosas, quienes confirmaron que se trataba de marihuana.
Los detalles del procedimiento fueron informados al Dr. José Piña, representante de la Unidad Fiscal de Lucha contra el Narcotráfico, quien ordenó que se identificara al sospechoso y siguiera en libertad, aunque con medidas de conducta.
El otro caso se detectó en la guardia de la Comisaría Comunitaria Nº 8. Una mujer de apellido Sández (32 años), domiciliada en el barrio Bruno Volta, arribó a la sede policial con la finalidad de entregar alimentos para su concubino, quien se encuentra detenido por robo. Durante la minuciosa requisa, los efectivos descubrieron entre los artículos dos envoltorios con una sustancia vegetal. Los especialistas de Drogas Peligrosas determinaron que se trataba de marihuana. También encontraron un envoltorio con ocho pastillas verdes de un poderoso psicofármaco.
El procedimiento fue informado a la Dra. Victoria Ledesma, integrante de la Unidad de Lucha contra el Narcotráfico, quien ordenó que la mujer fuera aprehendida.
El consumo de drogas en los calabozos genera incidentes, algunos con violentas peleas. Sin embargo, los reos no solo piden para consumir, sino también para venderles a otros presos o trocar por otros artículos.