Nuevo Diario publicó esta mañana un impactante episodio ocurrido en Sumampa (Quebrachos), donde un joven de 23 años apareció todo golpeado, tendido en la vereda del departamento que alquila en el Bº Fonavi, y dejó helados a los policías con su relato.
El lesionado, Fabricio Alejandro Lazarte, contó que en estos dos años que lleva alquilándole un departamento a la familia Carrizo, siempre vivió episodios espeluznantes: oía ruidos de muebles (como si estos fueran arrastrados), escuchaba pasos dentro de la vivienda y, a veces, hasta se prendía solo el televisor.
Pero lo más escabroso pasó esta madrugada, cuando Fabricio dormía. Eran cerca de las 3 y el televisor se prendió solo una vez más, con el volumen al máximo. Exaltado, se levantó y prendió la luz para apagar el aparato, pero en ese momento comenzó a recibir golpes en la cabeza y el torso. "Soy Álvaro Carrizo; te vas o te mato", le dijo aquello que lo atacó.
Los policías pidieron una ambulancia y Lazarte fue hospitalizado de inmediato, quedando en observaciones para la realización de radiografías, pero los uniformados permanecieron en el lugar para entrevistar a un hombre de apellido Díaz, que los había llamado por teléfono para dar aviso del hallazgo de Lazarte, malherido, en la vereda.
Leé también:
Fue entonces que Díaz contó que "Álvaro Carrizo" era su amigo, y que hace aproximadamente 10 años se había quitado la vida dentro del departamento en cuestión, tras efectuarse un disparo. También aseguró que todos los inquilinos que pasaron por allí en estos años vivieron episodios similares, razón por la cual no duraban mucho en el alquiler y se marchaban del lugar.
Quién era Álvaro Carrizo
Tras investigar un poco, este medio conoció la historia de Álvaro Carrizo. Se trataba de un joven sumampeño que el 2 de mayo de 2016 se disparó, tras lo cual pasó cuatro días en Terapia Intensiva del Hospital Regional.
En ese tiempo, familiares y amigos organizaron cadenas de oración vía Facebook, aunque nada se pudo hacer. A último momento, sus familiares decidieron donar sus órganos y, finalmente, Álvaro dejó de existir, causando un indescriptible dolor que aún hoy acompaña a sus seres queridos.
Los posteos de aquellos años
En el barrio Fonavi, de Sumampa, muchos confirman la historia y aseguran que esta clase de episodios se reiteró en numerosas ocasiones en el departamento. Las averiguaciones continúan.
