
"No le vayas a decir a nadie esto", fue la advertencia que un depravado le realizó a su hijastra. La adolescente, tras ser abusada sexualmente por el degenerado, estaba debajo de él y era asfixiada. La menor le pidió ayuda a su padre, quien radicó la denuncia penal y el sospechoso fue detenido.
Luego de un partido de fútbol, una deportista de 16 años regresó a la vivienda que compartía con su madre, sus hermanas y su padrastro en el barrio Las Lagunas de la ciudad de Frías, departamento Choya. Se bañó y se dirigió a su habitación. Le pidió a su padrastro que "le hiciera masajes en las piernas".
El sujeto siempre ayudaba a la víctima a relajar los músculos, mientras la masajeaba y le colocaba cremas. Pero ese terrible día, el degenerado se dirigió hacia la habitación de la jovencita, aduciendo que la ayudaría y de inmediato se arrojó encima de ella. La desnudó y, ejerciendo violencia contra la damnificada, la abusó sexualmente.
Le tapó la boca y le ordenó que "no le dijera a nadie lo sucedido". La amenazó de muerte y luego se retiró. Temiendo por su vida, la víctima le contó a su padre lo sucedido tiempo después.
El padre radicó la denuncia penal por el supuesto delito de abuso sexual con acceso carnal, por lo que la Fiscalía de Choya y Guasayán, a cargo del Dr. Alfonzo Arce, dispuso la detención del agresor.
El sospechoso fue detenido e imputado por el aberrante hecho. Mientras que la joven fue entrevistada por los psicólogos y examinada por el médico forense, que determinó los abusos. Además, se realizó un informe socio-ambiental y un relevamiento vecinal.
Ayer, en una audiencia realizada en el Centro Judicial de Frías, el fiscal Arce enumeró las evidencias en contra del acusado y solicitó el procesamiento con prisión preventiva. Mientras que la defensa del imputado requirió que sea excarcelado con un régimen de conducta.
El juez de Control y Garantías de Choya y Guasayán, Dr. Guillermo Paradelo, no hizo lugar al pedido de la defensa y dictó la prisión preventiva para el acusado, por lo que continuará detenido en sede policial. Mientras que la víctima recibe la asistencia psicológica correspondiente por orden judicial.