El primer debate presidencial realizado anoche en el Fórum Centro de Convenciones dejó, a primera impresión, una esperada falta de profundidad de propuestas en los ejes temáticos desarrollados por los candidatos y algunos tópicos comunes esperados, según los resultados de las últimas encuestas. Previsibles, además, porque el turno del desenlace a todo “sprint de campaña” por parte de cada uno de ellos es el próximo domingo 8 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en la segunda y definitiva ronda televisada antes de las elecciones del próximo 22 cuando abordarán sus propuestas en Seguridad, Trabajo y Producción y Desarrollo Humano, Vivienda y Protección del Ambiente.
El primer dato que surgió a flor de epidermis de audiencia fue el intenso cruce de Sergio Massa y Javier Milei en el uso de los derechos de réplica, al punto tal de que fueron los primeros en agotar el recurso al que tenían acceso en cinco instancias. La polaridad de los sondeos públicos que ubicaban hasta ayer a Milei como el favorito del electorado y Sergio Massa tres puntos abajo en un empate técnico hacían previsible una “tensión” aún mayor entre ambos en términos de “confrontación” pero el tigrense se mantuvo en eje con aplomo, convocatoria a un gobierno de unidad; y la clara diferenciación de tres países posibles: El de JxC al que calificó como una “vuelta al pasado”; el de Javier Milei al que definió como “un salto al abismo” y el de Unión por la Patria. En lo que atiene al libertario sorprendió —en un extremo que no le fue beneficioso— con una puesta en escena de serenidad irreconocible en él, al punto tal que Myriam Bregman —candidata de la izquierda y chicanera vocacional— calificó como el “gatito mimoso de los mercados”, término que fue trending topic en X (ex Twitter).
En síntesis, Milei no fue Milei sino una réplica sosa y deslactosada del “león” libertario que no pudo entretener a su electorado.
Patricia Bullrich quiso aprovechar la oportunidad para remontar en números el déficit de votantes que la está dejando fuera de una segunda vuelta electoral y procuró mostrar firmeza, convicción y “atacó” tanto a Massa como a Milei por igual en una "guerra bifronte" en la que las devoluciones de los mencionados la dejaron hasta mal parada ante la audiencia.
Poco que decir de Schiaretti, que propone un modelo cordobés de país y de Bregman que más allá de la chicana y la confrontación “contra todos” hizo poco y nada.
¿Quién ganó? En principio la mesura. En un debate que prometía a la mass media de las audiencias televisivas y de Internet, mucha más polémica que la que exhibió durante poco más de dos horas, con algún pico en los cruces por réplicas o las preguntas entre candidatos.
Luego, la percepción puede variar según el cariz partidario en el que se recuesta cada espectador. Tal vez Massa para el votante de UxP o Milei, por ejemplo, para el de los libertarios.
Lo que es seguro es que —en principio— no movió el amperímetro en un quita y pon de votos a favor o en perjuicio de nadie.
El próximo domingo es la última oportunidad.