El reciente nombramiento de monseñor Vicente Bokalic como primer arzobispo de la nueva Arquidiócesis, marcando la designación de Santiago del Estero como Sede Primada de Argentina, representa un hito significativo en la historia eclesiástica del país. Desde 1936, Buenos Aires había ostentado este título, otorgado por el papa Pío XI. Sin embargo, la decisión del papa Francisco de trasladar la sede a una región menos centralizada es vista como un acto de descentralización y un gesto de apoyo a las zonas más vulnerables del país.
En este contexto y en una reciente participación en el ciclo Actualidad Política de LV11, el padre “Tito” Ferrari, conocido párroco y activista social en áreas desfavorecidas del país, compartió sus reflexiones sobre este cambio histórico. “Es un gesto que el papa Francisco viene impulsando desde hace mucho tiempo. Él siempre ha tenido una inclinación por las periferias, por lo pequeño y sencillo, que es profundamente evangélico”.
Reconocimiento
Ferrari destacó la importancia de esta elección, no solo como un acto simbólico, sino como un reconocimiento de las necesidades y desafíos que enfrentan las Diócesis de provincias menos visibilizadas. “En las zonas del interior, como en la Diócesis de Santiago del Estero y otras provincias aledañas, las necesidades son palpables. La elección del Papa refleja su compromiso de acompañar y valorar estas regiones”, añadió.
Visión
El padre “Tito” también subrayó cómo este cambio refleja la visión pastoral del papa Francisco, quien ha sido conocido por su trabajo con los sectores marginados, tanto en Buenos Aires como en su papel como líder de la Iglesia Católica a nivel mundial. “Desde su tiempo en Buenos Aires, Francisco ha mostrado una preferencia por las villas miseria, lugares donde se siente cómodo y donde ha llevado su mensaje de esperanza y apoyo”, recordó Ferrari durante su entrevista en “La Radio de los Santiagueños”.
“La economía desmadrada afecta, especialmente, a los más vulnerables”
La designación de Santiago del Estero como Sede Primada es vista como una extensión de esta misión. “Es un mensaje fuerte de descentralización. Es un gesto que muestra un estilo pastoral que quiere hacerse presente en toda la Iglesia”, explicó Ferrari.
El impacto de esta decisión se extiende más allá del ámbito religioso, afectando también la percepción y la realidad de las comunidades locales. “La gente de estas regiones siente que sus problemas y necesidades están siendo reconocidos a nivel nacional e internacional. Esto puede ser un impulso para mejorar las condiciones de vida y generar un sentido de esperanza y resiliencia”, comentó.
Reflexión
En su intervención, Ferrari también hizo un llamado a la empatía y solidaridad, especialmente, en tiempos de crisis económica. “En nuestras conversaciones diarias, vemos una falta de empatía y un creciente individualismo. Pero es fundamental recordar que muchos están pasando por momentos muy difíciles, sin empleo o con trabajos precarios”, señaló. “La economía desmadrada afecta especialmente a los sectores más vulnerables, y es ahí donde la Iglesia y la sociedad en general deben enfocar su apoyo”, comentó.
Resiliencia
“La gente sigue sosteniendo fe, sigue acompañándose, sigue animándose, yo creo que eso es lo importante, más ahora en el contexto que vivimos actualmente, porque es complicado”, comentó. “A pesar de las dificultades, las comunidades buscan maneras de apoyarse mutuamente, ya sea a través de centros barriales como Casa Abierta La Vida, parte de los Hogares de Cristo”.
“La intolerancia política me recuerda a la época de los militares, es maldad”
Ferrari también abordó la compleja realidad económica que enfrenta el país, destacando un reciente estudio realizado por la Universidad Nacional de General Sarmiento. “Los resultados muestran que muchos no ven posibilidades claras de mejora. La pérdida de empleo y la reducción de horas extra han dejado a muchos en situaciones desesperadas. Que no hayan entregado los alimentos es maldad pura”, explicó. “Esta situación se agrava con el crecimiento del narcotráfico, que en algunos casos empieza a llenar el vacío dejado por el Estado”.
El sacerdote también hizo una comparación inquietante entre la actual situación social y la de períodos oscuros de la historia argentina. “La intolerancia política y social me recuerda a la época de los militares, donde la gente no podía expresar libremente lo que pensaba. Hoy, vemos cómo en las redes sociales, cualquier crítica es rápidamente respondida con insultos, lo que hace que la gente se autocensure”, dijo Ferrari, señalando un clima de creciente tensión y división.
En cuanto al papel del Gobierno de Milei en la crisis actual, Ferrari fue crítico, sugiriendo que las medidas adoptadas parecen más “manotazos de ahogado” que soluciones bien pensadas. “No veo que el Gobierno tenga intención de cambiar o ajustar sus políticas. Esto podría llevar a un aumento de las tensiones con otros actores sociales e institucionales”.
