Javier Milei aseguró que “no hubo irregularidades” en el vuelo que llegó a la Argentina el 26 de febrero y que está siendo investigado por posible contrabando luego de que las valijas no pasaran por los controles de equipaje correspondientes.
“Que yo tenga una foto con una persona no quiere decir que sea mi amiga”, dijo el Presidente en alusión a los vínculos que se le atribuyeron con Laura Belén Arrieta, la única pasajera del jet privado operado por Royal Class, propiedad de la empresa COC Global. “Hicieron un collage de fotos para inventar una historia”, agregó.
Consultado por los controles aduaneros, Milei defendió el accionar del personal del aeropuerto. “El control es discrecional. No se pidió nada de arriba, es absolutamente arbitrario del personal de Aduana”, sostuvo. Y explicó que “no hay nada de irregular en que pasen las valijas porque la gente es inocente hasta que se pruebe lo contrario”.
Las imágenes de las cámaras de seguridad del Aeroparque Jorge Newbery mostraron que tanto la pasajera como los pilotos bajaron del avión con diez bultos, entre valijas y bolsas, sin pasar por los escáneres ni controles.
Para el Presidente, eso “tiene que ver con los criterios que maneja la Aduana” y es parte de “una gestión propia” de ese organismo. Además, subrayó que “los vuelos privados son controlados y tienen la misma lógica de control” que los vuelos comerciales.
“A pesar de estas situaciones, vale aclarar que no manejamos las cámaras de la PSA”, dijo el mandatario, y detalló que el equipaje estaba compuesto por “dos valijas que correspondían a la chica, dos a otra persona, dos a la tripulación y cuatro bolsas de compras”.
La Justicia investiga si hubo maniobras de ocultamiento y contrabando. Este martes, el juez en lo penal económico Martín Yadarola ordenó nuevas medidas de prueba para reconstruir el recorrido del avión, que es propiedad del empresario Leonardo Scatturice, dueño de Flybondi e intermediario entre Javier Milei y Donald Trump.
Yadarola activó pedidos de informes, declaraciones testimoniales y análisis sobre el equipaje que fue cargado en Estados Unidos. Uno de los puntos clave es determinar desde qué aeropuerto despegó la aeronave: si fue Fort Lauderdale, como figura en los registros oficiales, u Opa-locka, como indica un mensaje del piloto a la empresa operadora del vuelo.
Según la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA), las inconsistencias documentales también se repiten en el tramo de regreso, ya que el avión fue declarado como con destino final Fort Lauderdale, pero en realidad voló a París, con escala en Tenerife. Además, se detectaron irregularidades en los registros de ingreso del jet a la Argentina: según los fiscales, la ANAC no tenía constancia formal del arribo del Bombardier Global 5000.
“Ese equipaje venía de Estados Unidos, donde se controla todo. Lo que venía ya tenía un control serio previo. Ni droga ni dinero podría haber venido desde ahí”, planteó Milei en defensa del operativo. También afirmó que el Gobierno “inició una denuncia penal para que se investigue” y que se abrió un sumario interno en la Aduana. “Estamos tranquilos en lo que hacemos. Cuando surgió la posibilidad de que podía haber algo sospechoso, nosotros fuimos y le caímos encima”, concluyó.
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